Su modelo político la condujo a la ruina económica. El burocratismo y exceso de regulaciones, la rigidez de una moneda única, y las contradicciones propias del Estado Niñera acabaron con el paquidermo.
La denominada Comunidad Europea (CE) es todo lo contrario a lo que debería ser un modelo económico flexible. Contaminada hasta en sus más íntimas entrañas por la ideología social demócrata, todo allí es burocratismo, intervencionismo estatal al detal en los diferentes mercados, y alegre repartición de recursos que no existen.
Es un modelo insostenible al final de cuentas porque adormece el espíritu empresarial, vuelve dependiente a la población de los regalos y prebendas del Estado Niñera, y conduce a una insostenible espiral de endeudamiento público especialmente.
Con la introducción del euro como moneda única (pero sin armonización de las políticas macroeconómicas y especialmente las fiscales) los países más productivos de la CE aumentaron sus exportaciones en los mercados de los países menos productivos. A su vez, estos últimos, gracias a la adopción del euro, incrementaron sustancialmente su capacidad de gasto y endeudamiento. Con monedas débiles nunca hubieran obtenido la generosa financiación ni el poder de compra que alcanzaron y que los llevó a aumentar hasta las nubes sus niveles de gasto público y privado.
¿Y quien les prestó a los socios menos productivos de la CE para que sus ciudadanos vivieran como alemanes, holandeses y franceses? Los bancos de estos últimos países, más los ingleses y norteamericanos, todos bajo el supuesto de que el euro evitaba la insolvencia. Después de todo, se contaba con el supuesto respaldo de ese peculiar invento burocrático llamado Banco Central Europeo (BCE) y con el irrestricto apoyo de Alemania y Francia, los padres putativos del paquidermo.
La cadena de la felicidad social demócrata empezó a hacer agua por varios lados. En el frente fiscal, los políticos administradores del Estado Niñera, de por si irresponsables en el gasto como políticos que son, se sintieron con carta blanca para saltar a la palestra como grandes benefactores y proporcionarle a sus poblaciones más y más regalos y prebendas.
¿Qué no alcanza la plata? Lo de menos. Para eso está el gran sistema financiero internacional. Y para eso están los ricos y las grandes empresas con sus impuestos. De algún lado saldrá la plata.
Pues de “algún lado saldrá la plata” dejó de ser finalmente una proposición válida. Con el peso del repago de deudas públicas y privadas gigantescas, con los impuestos en niveles prohibitivos, y con unas regulaciones asfixiantes, las economías de la CE se estancaron. Al dejar de crecer mayormente, al emigrar sus empresas a entornos menos costosos como el de China y otros países emergentes, los problemas de financiación de sus crecientes faltantes se volvieron inmanejables.
Primero en algunos países periféricos como Grecia, Irlanda y Portugal. Pero ahora último en países de un tamaño muy respetable como Italia y España. Y hasta los ojos se han volteado sobre Francia, con unos bancos sobre expuestos en países como Grecia e Italia, y con un Estado Niñera tan inflado como el que más.
¿Y Alemania? Para sorpresa de todo el mundo, no tan atrás de Francia en el tamaño de la deuda pública y en la sobre exposición de sus bancos en países ya quebrados. Aunque su sector privado es más vibrante que el de Francia, su Estado Niñera es casi igual de pesado y enmarañado.
Difícil pronosticar cómo terminará la Comunidad Europea. A comienzos de noviembre de 2011 la canciller alemana Angela Merkel se refirió a la necesidad de inventar una "nueva Europa". Pero no entró en detalles.
Lo único cierto es que el problema económico ha alcanzado tales proporciones que la suerte del paquidermo parecería similar a la de los dinosaurios cuando les cayó un gran meteoro encima y desaparecieron de la faz de la Tierra.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Es un modelo insostenible al final de cuentas porque adormece el espíritu empresarial, vuelve dependiente a la población de los regalos y prebendas del Estado Niñera, y conduce a una insostenible espiral de endeudamiento público especialmente.
Con la introducción del euro como moneda única (pero sin armonización de las políticas macroeconómicas y especialmente las fiscales) los países más productivos de la CE aumentaron sus exportaciones en los mercados de los países menos productivos. A su vez, estos últimos, gracias a la adopción del euro, incrementaron sustancialmente su capacidad de gasto y endeudamiento. Con monedas débiles nunca hubieran obtenido la generosa financiación ni el poder de compra que alcanzaron y que los llevó a aumentar hasta las nubes sus niveles de gasto público y privado.
¿Y quien les prestó a los socios menos productivos de la CE para que sus ciudadanos vivieran como alemanes, holandeses y franceses? Los bancos de estos últimos países, más los ingleses y norteamericanos, todos bajo el supuesto de que el euro evitaba la insolvencia. Después de todo, se contaba con el supuesto respaldo de ese peculiar invento burocrático llamado Banco Central Europeo (BCE) y con el irrestricto apoyo de Alemania y Francia, los padres putativos del paquidermo.
La cadena de la felicidad social demócrata empezó a hacer agua por varios lados. En el frente fiscal, los políticos administradores del Estado Niñera, de por si irresponsables en el gasto como políticos que son, se sintieron con carta blanca para saltar a la palestra como grandes benefactores y proporcionarle a sus poblaciones más y más regalos y prebendas.
¿Qué no alcanza la plata? Lo de menos. Para eso está el gran sistema financiero internacional. Y para eso están los ricos y las grandes empresas con sus impuestos. De algún lado saldrá la plata.
Pues de “algún lado saldrá la plata” dejó de ser finalmente una proposición válida. Con el peso del repago de deudas públicas y privadas gigantescas, con los impuestos en niveles prohibitivos, y con unas regulaciones asfixiantes, las economías de la CE se estancaron. Al dejar de crecer mayormente, al emigrar sus empresas a entornos menos costosos como el de China y otros países emergentes, los problemas de financiación de sus crecientes faltantes se volvieron inmanejables.
Primero en algunos países periféricos como Grecia, Irlanda y Portugal. Pero ahora último en países de un tamaño muy respetable como Italia y España. Y hasta los ojos se han volteado sobre Francia, con unos bancos sobre expuestos en países como Grecia e Italia, y con un Estado Niñera tan inflado como el que más.
¿Y Alemania? Para sorpresa de todo el mundo, no tan atrás de Francia en el tamaño de la deuda pública y en la sobre exposición de sus bancos en países ya quebrados. Aunque su sector privado es más vibrante que el de Francia, su Estado Niñera es casi igual de pesado y enmarañado.
Difícil pronosticar cómo terminará la Comunidad Europea. A comienzos de noviembre de 2011 la canciller alemana Angela Merkel se refirió a la necesidad de inventar una "nueva Europa". Pero no entró en detalles.
Lo único cierto es que el problema económico ha alcanzado tales proporciones que la suerte del paquidermo parecería similar a la de los dinosaurios cuando les cayó un gran meteoro encima y desaparecieron de la faz de la Tierra.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).