El gobierno de la provincia de Guateng de Suráfrica dice que las estrategias aplicadas en Colombia pueden ser exitosas allá.
Bogotá era una de las ciudades más violentas hasta mediados de los años 90. Pero entre 1996 y 2001 el crimen violento cayó 75%, no obstante que la ciudad se encontraba en un período recesivo y de aumento del desempleo. A través de inversiones sociales, mejor entrenamiento de la policía y la utilización de inteligencia criminal, los arrestos y detenciones de delincuentes aumentaron 500%.
Guateng es la más peligrosa provincia de Suráfrica. Sus residentes tienen el doble de las probabilidades de ser víctimas de crímenes que el resto de la población del país. Gareth Newham, a cargo del proyecto especial de seguridad comunitaria de esa provincia, le comentó al reportero Wilson Johwa que la estrategia de Bogotá liderada por los alcaldes de esa ciudad fue un esfuerzo social comprensivo que incluyó iniciativas como las de mejorar el sistema de transporte público, recuperar el espacio público y construir infraestructura en zonas marginadas. Según Newham, al igual que en Bogotá, la estrategia de seguridad de Guatang tiene un componente preventivo que va más allá del trabajo policial propiamente dicho.
Eso no quiere decir, sin embargo, que un punto central de la estrategia no sea el de elevar la calidad de los servicios de policía. Para ello, Newham y sus compañeros visitaron al New York Police Department, especialmente con el propósito de conocer cómo se establecen las responsabilidad de mando y cómo se estructuran las unidades especializadas de lucha contra los diferentes tipos de criminalidad. Nueva York es una de las ciudades con mayor éxito en el combate de lo que llaman “trio crimes” –secuestros y asaltos a casas y a negocios.
Estos tres crímenes, que por lo general suceden en sitios donde la gente espera estar segura, tienen un gran impacto psicológico sobre las personas e influyen en sus decisiones de emigración e inversión. En el caso de Guateng, la evaluación hecha en 2007 concluyó que los malos resultados de la actividad policial eran consecuencia de esfuerzos demasiado fragmentarios y dispersos como para ser efectivos, incluyendo una deficiente utilización de la inteligencia por parte de oficiales de policía itinerantes (que van de un lugar a otro sin adquirir el adecuado conocimiento acerca de las comunidades donde operan).
Guateng tomó medidas correctivas para combatir los robos agravados con resultados que empiezan a verse. Por ejemplo, localizó el trabajo policial en áreas críticas y agrupó las 134 estaciones policiales en 22 clusters. En cada uno de estos clusters se conformó equipos de investigadores y fiscales responsables de buscar y arrestar sospechosos en cada área. Se montó un centro de coordinación para proporcionar apoyo especializado. Igualmente se adquirieron nuevos vehículos y equipo.
Para Newham, una lección de la experiencia de Colombia se refiere a la importancia de concentrarse en los crímenes más violentos, tales como asesinatos, violaciones y robos. Esos crímenes son los que ocasionan el mayor miedo, desplazamiento y alienación entre la población. A medida que los crímenes violentos disminuyen, se retrae el miedo en las comunidades, aumenta la confianza en la policía y se facilita la lucha contra la pequeña delincuencia.
Por otro lado, la mejora física del entorno –la estrategia aplicada por la administración de Rudy Giuliani en Nueva York y que se denomina “broken window”– también tiene un impacto importante. La razón es simple. Esta estrategia consiste en eliminar en los barrios imágenes de decadencia, desorden y negligencia. Cuando los criminales ven estas imágenes, piensan con razón que no hay control. Y donde no hay control, es donde ellos quieren estar y operar.
En el caso de Bogotá y de otras ciudades de Colombia, se han aplicado estrategias que van desde un persistente esfuerzo para elevar la calidad de los servicios policiales, hasta mejoras importantes en la infraestructura social y física de comunidades enteras. Uno de los resultados ha sido la reducción significativa de asesinatos, los cuales han caído de 63 por cada 100.000 habitantes en 2000 a 36 actualmente. Pero no sólo eso. Los indicadores de secuestros y robos de todo tipo también han experimentado una drástica reducción en los últimos años.
Tal como lo han demostrado Nueva York, Bogotá y otras ciudades de Colombia y como seguramente lo demostrará la provincia de Guateng próximamente, si es posible combatir el crimen y la delincuencia. Toma tiempo y se requiere de la acción coordinada de comunidades y autoridades. Pero si es posible lograr resultados destacados. Son lecciones que merecen ser tenidas en cuenta en otros países o regiones donde la criminalidad y la delincuencia sehan desbordado, tal como en el caso de Costa Rica.
Guateng es la más peligrosa provincia de Suráfrica. Sus residentes tienen el doble de las probabilidades de ser víctimas de crímenes que el resto de la población del país. Gareth Newham, a cargo del proyecto especial de seguridad comunitaria de esa provincia, le comentó al reportero Wilson Johwa que la estrategia de Bogotá liderada por los alcaldes de esa ciudad fue un esfuerzo social comprensivo que incluyó iniciativas como las de mejorar el sistema de transporte público, recuperar el espacio público y construir infraestructura en zonas marginadas. Según Newham, al igual que en Bogotá, la estrategia de seguridad de Guatang tiene un componente preventivo que va más allá del trabajo policial propiamente dicho.
Eso no quiere decir, sin embargo, que un punto central de la estrategia no sea el de elevar la calidad de los servicios de policía. Para ello, Newham y sus compañeros visitaron al New York Police Department, especialmente con el propósito de conocer cómo se establecen las responsabilidad de mando y cómo se estructuran las unidades especializadas de lucha contra los diferentes tipos de criminalidad. Nueva York es una de las ciudades con mayor éxito en el combate de lo que llaman “trio crimes” –secuestros y asaltos a casas y a negocios.
Estos tres crímenes, que por lo general suceden en sitios donde la gente espera estar segura, tienen un gran impacto psicológico sobre las personas e influyen en sus decisiones de emigración e inversión. En el caso de Guateng, la evaluación hecha en 2007 concluyó que los malos resultados de la actividad policial eran consecuencia de esfuerzos demasiado fragmentarios y dispersos como para ser efectivos, incluyendo una deficiente utilización de la inteligencia por parte de oficiales de policía itinerantes (que van de un lugar a otro sin adquirir el adecuado conocimiento acerca de las comunidades donde operan).
Guateng tomó medidas correctivas para combatir los robos agravados con resultados que empiezan a verse. Por ejemplo, localizó el trabajo policial en áreas críticas y agrupó las 134 estaciones policiales en 22 clusters. En cada uno de estos clusters se conformó equipos de investigadores y fiscales responsables de buscar y arrestar sospechosos en cada área. Se montó un centro de coordinación para proporcionar apoyo especializado. Igualmente se adquirieron nuevos vehículos y equipo.
Para Newham, una lección de la experiencia de Colombia se refiere a la importancia de concentrarse en los crímenes más violentos, tales como asesinatos, violaciones y robos. Esos crímenes son los que ocasionan el mayor miedo, desplazamiento y alienación entre la población. A medida que los crímenes violentos disminuyen, se retrae el miedo en las comunidades, aumenta la confianza en la policía y se facilita la lucha contra la pequeña delincuencia.
Por otro lado, la mejora física del entorno –la estrategia aplicada por la administración de Rudy Giuliani en Nueva York y que se denomina “broken window”– también tiene un impacto importante. La razón es simple. Esta estrategia consiste en eliminar en los barrios imágenes de decadencia, desorden y negligencia. Cuando los criminales ven estas imágenes, piensan con razón que no hay control. Y donde no hay control, es donde ellos quieren estar y operar.
En el caso de Bogotá y de otras ciudades de Colombia, se han aplicado estrategias que van desde un persistente esfuerzo para elevar la calidad de los servicios policiales, hasta mejoras importantes en la infraestructura social y física de comunidades enteras. Uno de los resultados ha sido la reducción significativa de asesinatos, los cuales han caído de 63 por cada 100.000 habitantes en 2000 a 36 actualmente. Pero no sólo eso. Los indicadores de secuestros y robos de todo tipo también han experimentado una drástica reducción en los últimos años.
Tal como lo han demostrado Nueva York, Bogotá y otras ciudades de Colombia y como seguramente lo demostrará la provincia de Guateng próximamente, si es posible combatir el crimen y la delincuencia. Toma tiempo y se requiere de la acción coordinada de comunidades y autoridades. Pero si es posible lograr resultados destacados. Son lecciones que merecen ser tenidas en cuenta en otros países o regiones donde la criminalidad y la delincuencia sehan desbordado, tal como en el caso de Costa Rica.