Desde septiembre de 2008 varios de los principales indicadores de la actividad económica son negativos.
En diciembre de 2008, la producción industrial y las ventas del comercio al por menor cayeron 9,2% y 3,4%, respectivamente. En el caso de la industria se trata del quinto mes consecutivo de descenso. En el caso del comercio es el cuarto mes consecutivo de caída. Con estos resultados, la producción industrial registró en 2008 una disminución de 3,5% y el comercio un leve aumento de 0,5%.
En el caso de la edificación de vivienda, el área aprobada en licencias disminuyó consecutivamente durante cada uno de los seis meses del segundo semestre de 2008. Ese desempeño tiende a reflejarse en la actividad constructora cuatro a seis meses después de aprobadas las licencias.
En materia de desempleo, desde septiembre de 2008 se ha venido registrando un aumento en relación con los meses equivalentes del año anterior. En enero de 2009, la tasa de desempleo fue de 14,2%, la que se compara desfavorablemente con la del mismo mes de 2008 que fue de 13,1%.
Ante los indicios de una recesión inminente, la Junta del Banco de la República acordó bajar su tasa de interés de intervención de 9% a 8%. Esta decisión sorprendió al mercado, que estaba esperando una reducción menor. En su comunicado la Junta expresó su preocupación por el hecho de que la desaceleración en la actividad productiva era más pronunciada de lo que había anticipado.
(Valga decir que LaNota.com había anticipado de tiempo atrás la magnitud de la desaceleración económica que ahora se está presentando. Al igual que otros gobiernos, el de Colombia ha estado rezagado en materia de previsiones sobre el impacto negativo de la crisis económica global).
Como sea, el hecho es que la principal causa de la desaceleración de la economía colombiana —y de las demás economías regionales— es la fuerte contracción del sector externo ocasionada por la crisis económica global. Se trata de un choque externo de una magnitud sin antecedentes recientes, que se está reflejando en una abrupta caída de las exportaciones, de la inversión extranjera y de otros ingresos externos, así como en una elevada devaluación del peso frente al dólar. Así las cosas, el riesgo de prestar para el sector financiero se ha incrementado significativamente y las expectativas de empresarios y consumidores se han tornado cada vez más negativas. En este contexto, las bajas recientes en la tasa de interés de intervención del Banco de la República incidirán poco o nada sobre la oferta y demanda de crédito.
En el caso de la edificación de vivienda, el área aprobada en licencias disminuyó consecutivamente durante cada uno de los seis meses del segundo semestre de 2008. Ese desempeño tiende a reflejarse en la actividad constructora cuatro a seis meses después de aprobadas las licencias.
En materia de desempleo, desde septiembre de 2008 se ha venido registrando un aumento en relación con los meses equivalentes del año anterior. En enero de 2009, la tasa de desempleo fue de 14,2%, la que se compara desfavorablemente con la del mismo mes de 2008 que fue de 13,1%.
Ante los indicios de una recesión inminente, la Junta del Banco de la República acordó bajar su tasa de interés de intervención de 9% a 8%. Esta decisión sorprendió al mercado, que estaba esperando una reducción menor. En su comunicado la Junta expresó su preocupación por el hecho de que la desaceleración en la actividad productiva era más pronunciada de lo que había anticipado.
(Valga decir que LaNota.com había anticipado de tiempo atrás la magnitud de la desaceleración económica que ahora se está presentando. Al igual que otros gobiernos, el de Colombia ha estado rezagado en materia de previsiones sobre el impacto negativo de la crisis económica global).
Como sea, el hecho es que la principal causa de la desaceleración de la economía colombiana —y de las demás economías regionales— es la fuerte contracción del sector externo ocasionada por la crisis económica global. Se trata de un choque externo de una magnitud sin antecedentes recientes, que se está reflejando en una abrupta caída de las exportaciones, de la inversión extranjera y de otros ingresos externos, así como en una elevada devaluación del peso frente al dólar. Así las cosas, el riesgo de prestar para el sector financiero se ha incrementado significativamente y las expectativas de empresarios y consumidores se han tornado cada vez más negativas. En este contexto, las bajas recientes en la tasa de interés de intervención del Banco de la República incidirán poco o nada sobre la oferta y demanda de crédito.