Ante los brotes inflacionarios recientes y la burbuja de consumo que se está configurando en la economía colombiana, el banco central incrementó su tasa de interés de intervención.
Como se sabe, esta tasa alcanzó su punto más bajo en mayo de 2010 cuando fue fijada en 3%. Luego a partir de febrero de 2011 la Junta Directiva del Banco de la República empezó a incrementarla gradualmente hasta llegar a 4,50% a comienzos de agosto. Y ahora, a finales de noviembre decidió elevarla a 4,75%.
Así mismo, la Junta Directiva definió la meta de inflación de 2012 en 3% como el punto medio de un rango entre 2% y 4%. Es decir, la misma meta de inflación que rigió para 2011 será la del año próximo.
La Junta, en su comunicado, expresa una válida preocupación por la situación económica de Europa. Por otro lado, en forma por demás optimista sostiene que el “consenso de mercado” es que la economía de los Estados Unidos se expandirá a una tasa moderada por un período prolongado. Difícil que el sesgo keynesiano de los miembros de esta Junta les facilite ver la trayectoria descendente que lleva la economía norteamericana.
Como sea, la Junta sostiene, al final de su comunicado, que en el evento de que la economía mundial crezca considerablemente menos de lo esperado “la postura monetaria podría ajustarse rápidamente”. Pero mientras tanto ha identificado que “el principal riesgo sobre la inflación proviene de expansiones excesivas en la demanda o aumentos en los costos superiores a los previstos, con efectos fuertes y perdurables sobre las expectativas y la credibilidad de la política monetaria.”
En esto último tiene toda la razón la Junta. En octubre la inflación superó el tope de 4% de la meta oficial establecida para este año. No hay indicios de que en noviembre se haya controlado el brote inflacionario actual. Al contrario, el fuerte invierno que padece el país sin duda tendrá un efecto negativo sobre los precios de la canasta familiar. Si a lo anterior se agrega el exceso de liquidez que la Junta ha permitido que reine campante durante 2011, la situación de los precios podría tornarse explosiva a corto plazo.
Por supuesto que está en juego la credibilidad de la política monetaria. Por supuesto que ya se han conformado unas expectativas que actuarán en contra de cualquier intento de reducir la inflación. No se requiere ser un genio para darse cuenta de esta realidad. Ni para darse cuenta que este último aumento de la tasa de interés de intervención es un intento un poco tardío para devolverle un mínimo de credibilidad a un relativemente alegre manejo monetario.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Así mismo, la Junta Directiva definió la meta de inflación de 2012 en 3% como el punto medio de un rango entre 2% y 4%. Es decir, la misma meta de inflación que rigió para 2011 será la del año próximo.
La Junta, en su comunicado, expresa una válida preocupación por la situación económica de Europa. Por otro lado, en forma por demás optimista sostiene que el “consenso de mercado” es que la economía de los Estados Unidos se expandirá a una tasa moderada por un período prolongado. Difícil que el sesgo keynesiano de los miembros de esta Junta les facilite ver la trayectoria descendente que lleva la economía norteamericana.
Como sea, la Junta sostiene, al final de su comunicado, que en el evento de que la economía mundial crezca considerablemente menos de lo esperado “la postura monetaria podría ajustarse rápidamente”. Pero mientras tanto ha identificado que “el principal riesgo sobre la inflación proviene de expansiones excesivas en la demanda o aumentos en los costos superiores a los previstos, con efectos fuertes y perdurables sobre las expectativas y la credibilidad de la política monetaria.”
En esto último tiene toda la razón la Junta. En octubre la inflación superó el tope de 4% de la meta oficial establecida para este año. No hay indicios de que en noviembre se haya controlado el brote inflacionario actual. Al contrario, el fuerte invierno que padece el país sin duda tendrá un efecto negativo sobre los precios de la canasta familiar. Si a lo anterior se agrega el exceso de liquidez que la Junta ha permitido que reine campante durante 2011, la situación de los precios podría tornarse explosiva a corto plazo.
Por supuesto que está en juego la credibilidad de la política monetaria. Por supuesto que ya se han conformado unas expectativas que actuarán en contra de cualquier intento de reducir la inflación. No se requiere ser un genio para darse cuenta de esta realidad. Ni para darse cuenta que este último aumento de la tasa de interés de intervención es un intento un poco tardío para devolverle un mínimo de credibilidad a un relativemente alegre manejo monetario.
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