El nuevo gobierno de Estados Unidos y el del Reino Unido han anunciado una significativa disminución de impuestos. Eso ha puesto a temblar a las desbordadas burocracias de la Unión Europea.
La primera que ha puesto el grito al cielo es la socialista demócrata cristiana Merkel. En una reunión en la isla de Malta afirmó haciendo referencia al Reino Unido: “No veo la razón para empezar una carrera entre países acerca de cual tiene la tasa mas baja de tributación”. ¿En serio? Philip Hammond, el actual secretario del Tesoro del Reino Unido ha sugerido que bajará impuestos como una medida para atraer empresas e inversión, y muy especialmente si la Unión Europea decide bloquearle mercados.
Los muy altos impuestos es uno de los grandes talones de Aquiles de la Unión Europea. La otra debilidad es una absurda sobre regulación en todos los aspectos de la vida comunitaria. Pues en ambos aspectos Donald Trump ya empezó un viraje completo. Está en proceso de desmontar la telaraña de altos impuestos y asfixiantes regulaciones de todo tipo que dejó Barack Obama y que le han chupado la sangre a la iniciativa empresarial en su país. Ya ha eliminado varias de estas regulaciones, ha anunciado que utilizará las tijeras con las financieras, y se viene el tema de los impuestos.
Si la Unión Europea no adopta políticas compensatorias es claro que quedará en una gran desventaja competitiva. La preocupación de Merkel con lo que pueda suceder en el Reino Unido a raíz del Brexit es nada en comparación con lo que se le viene con Estados Unidos .
Por fin habrá competencia entre gobiernos en el tema de tributaciones. Porque hasta ahora las burocracias públicas se han confabulado en contra de las poblaciones para subir los impuestos cada vez que tienen un problema de financiación. No se les ocurre hacer mas eficiente lo que administran. El único programa de los políticos de centro–derecha, de centro, y de centro–izquierda (de todos aquellos que se escudan en un supuesto centrismo), es mas impuestos, mas gasto público y mas regulaciones. Entrabar la creación de riqueza y expoliarla, es su gran propuesta.
Una propuesta en la que cuentan con el apoyo de unos ideológicamente subordinados medios tradicionales de comunicación, a los que compran con las publicidades oficiales y otras prebendas. Una propuesta en la que siempre sacan a relucir el tema de las desigualdades, pero que lleva décadas de implementación sin que haya mejoras dignas de consideración en este frente. Una propuesta fundamentada en mentiras “oficiales” y adornada con un lenguaje “políticamente correcto” diseñado para adormecer mentes y corazones.
Los muy altos impuestos es uno de los grandes talones de Aquiles de la Unión Europea. La otra debilidad es una absurda sobre regulación en todos los aspectos de la vida comunitaria. Pues en ambos aspectos Donald Trump ya empezó un viraje completo. Está en proceso de desmontar la telaraña de altos impuestos y asfixiantes regulaciones de todo tipo que dejó Barack Obama y que le han chupado la sangre a la iniciativa empresarial en su país. Ya ha eliminado varias de estas regulaciones, ha anunciado que utilizará las tijeras con las financieras, y se viene el tema de los impuestos.
Si la Unión Europea no adopta políticas compensatorias es claro que quedará en una gran desventaja competitiva. La preocupación de Merkel con lo que pueda suceder en el Reino Unido a raíz del Brexit es nada en comparación con lo que se le viene con Estados Unidos .
Por fin habrá competencia entre gobiernos en el tema de tributaciones. Porque hasta ahora las burocracias públicas se han confabulado en contra de las poblaciones para subir los impuestos cada vez que tienen un problema de financiación. No se les ocurre hacer mas eficiente lo que administran. El único programa de los políticos de centro–derecha, de centro, y de centro–izquierda (de todos aquellos que se escudan en un supuesto centrismo), es mas impuestos, mas gasto público y mas regulaciones. Entrabar la creación de riqueza y expoliarla, es su gran propuesta.
Una propuesta en la que cuentan con el apoyo de unos ideológicamente subordinados medios tradicionales de comunicación, a los que compran con las publicidades oficiales y otras prebendas. Una propuesta en la que siempre sacan a relucir el tema de las desigualdades, pero que lleva décadas de implementación sin que haya mejoras dignas de consideración en este frente. Una propuesta fundamentada en mentiras “oficiales” y adornada con un lenguaje “políticamente correcto” diseñado para adormecer mentes y corazones.