Opositores y contradictores intentan ridiculizar la personalidad de Donald Trump con argumentos tan absurdos que al final de cuentas son ellos los quedan mal parados.
Entre sus contradictores se encuentran medios tradicionales de comunicación como los canales de televisión CNN, ABC, MSNBC, NBC, y medios impresos como el New York Times y Washington Post, para solo citar algunos de Estados Unidos.
Se inventan fuentes anónimas, escándalos salidos de la nada, y supuestas crisis administrativas que no son mas que tormentas en vasos de agua. Se la pasan buscándole el pierde a lo que no tiene pierde. Odian a Trump y tienen como agenda sacarlo de la Presidencia.
Piensan con el deseo, por supuesto. El poder de estos medios tradicionales ya no es el de antes. Les ha surgido competencia, los llamados medios alternativos que se mueven como pez en el agua en las redes sociales. Pero además la gente ya no es tan zombi como lo era hace unas décadas. Es una audiencia mas educada y mas informada.
La mas reciente ofensiva contra Trump busca darle a entender a la gente que es un pésimo administrador y que la Casa Blanca es un caos. Que la mas fuerte potencia del mundo está en manos de una persona “con la mente de un niño de 6 años” (tal como por ejemplo lo registró el diario El Tiempo en la primera página de su edición del domingo 9 de septiembre de 2018).
Sugieren que este exitoso empresario, que derrotó en campaña presidencial al establecimiento del Partido Republicano incluido el clan de los Bush y que luego le propinó un estruendoso nocaut al clan de los Clinton y de los Obama, posee dizque “una mente de un niño de 6 años”.
Pero además, lo cierto es que Trump en su primer año y medio de gobierno ha sido un Presidente inusual por la gran cantidad de logros y realizaciones. A diferencia de los políticos tradicionales, tanto de Estados Unidos como de América Latina y otros países, ha cumplido en muy poco tiempo con prácticamente todas sus promesas de campaña.
Reducción de impuestos, desregulación masiva, construcción del muro en la frontera Sur y adopción de una política coherente de inmigración, revisión a varios tratados comerciales considerados como adversos a los intereses de su país, significativo fortalecimiento del poderío militar, reemplazo del Obamacare e introducción de un sistema de auto control a los precios de los medicamentos básicos, mejoramiento en los servicios de salud de los veteranos, aprobación de un número récord de jueces de talante conservador en las altas cortes, consolidación de la llamada “libertad religiosa”, implacable persecución a las redes de abuso sexual, apoyo a las fuerzas de policía, neutralización de la amenaza nuclear de Corea del Norte, destrucción del Estado Islámico, y descentralización del sistema público de educación, son apenas algunos entre varios cumplimientos de promesas de campaña.
Trump, en sus acostumbradas multitudinarias manifestaciones, saca del cubilete varias hojas que contienen la interminable lista de las promesas ya cumplidas o que está en proceso de cumplir. Es verdaderamente impresionante lo que ha logrado en menos de dos años en un país tan grande y complejo como Estados Unidos. Y lo ha hecho gracias a un manejo administrativo muy focalizado, estratégico e eficiente. Todo lo contrario a lo que señalan sus opositores y contradictores.
Hoy por hoy la economía de Estados Unidos crece a tasas superiores al 4% anual, las que no se veían desde hace mucho tiempo. Se ha convertido en la economía desarrollada mas dinámica del planeta. El desempleo está en niveles bajísimos y la inversión está disparada. Ya es la primera potencia energética del planeta y en tecnología militar ha ampliado su superioridad sobre sus mas cercanos competidores.
Con Trump se ha producido un replanteamiento en el paradigma de las relaciones internacionales: de un proceso socialista de globalización que parecía irreversible la balanza se está inclinando hacia un populismo nacionalista que valora las diferencias políticas y culturales entre países.
Y eso que todavía no se ha dicho la última palabra en relación con la batalla épica que Trump está librando contra el llamado “deep state” y que compromete a los Clinton, a altos funcionarios de la administración Obama, e incluso al propio Presidente Obama. Como van las cosas, a varios de estos personajes les tocará enfrentar serias acusaciones por espionaje a la campaña presidencial de Trump y con posterioridad a su elección, por conspirar para removerlo, y por manejos indebidos en donde se comprometió la seguridad nacional.
Entonces recapitulemos: si todo lo anterior se debe a las andanzas de una persona “con una mente de 6 años”, ¿cuál será la edad mental de sus derrotados e ineficaces opositores y contradictores?