Jorge Ospina Sardi
Recibieron un batacazo los medios tradicionales de comunicación, Hollywood y la farándula en general, el establecimiento político de Washington, las encuestadoras deshonestas, el activismo “verde” y la intelectualidad “zurda”.
Donald Trump ganó sobrado en el colegio electoral y en el voto popular. El Partido Republicano retomó la mayoría en el Senado y amplió su mayoría en la Cámara. Fue una paliza y las explicaciones de por qué ello sucedió son muchas.
Lo primero que tienen que explicar estos perdedores es por qué un supuesto “nazi” o Hitler moderno, un dizque "fascista", un personaje tan vilipendiado por tantos periodistas y por tantos medios de comunicación, tiene infinidad de seguidores no solo en Estados Unidos sino en el resto del mundo.
Estos periodistas, que le atribuyen a Trump calificativos que no aplican, en realidad no hacen su oficio. No son rigurosos en sus conceptualizaciones. Son activistas políticos y los medios de comunicación donde laboran se especializan en difundir solapadamente propaganda política, la que es presentada como información y análisis “objetivo”.
Menosprecian y no respetan puntos de vista opuestos. Manipulan el contenido de las noticias. Durante toda la campaña presidencial nunca se dieron por enterados que Trump iba a ganar, no obstante que todos los indicios relacionados con preferencias y descontentos indicaban lo contrario. Con gran suficiencia “informaban” que Kamala Harris iba a ganar o en el peor de los casos que la elección iba a ser la mas reñida del siglo. Mayor descache, imposible.
Y qué decir de Lady Gaga, George Clooney, Ricky Martin, Beyoncé, Eminem, Jennifer Lopez, Leonardo DiCaprio, Taylor Swift y otros cientos de personajes de la farándula que habitan en esa burbuja llamada Hollywood. Muchos de ellos ignorantes de temas económicos y de políticas públicas, pero que se sienten “iluminados” a la hora de decirle a la gente por quién deben votar y a quién deben odiar.
Y también podría hacerse referencia a muchos expertos en temas políticos que hasta el último momento denigraron de Trump y de sus partidarios y elogiaron sin pudor alguno a una díscola candidata y a sus muy superficiales planteamientos de campaña. Siempre con argumentos completamente espurios firmes al pie del cañón sosteniendo que Kamala tenía todas las de ganar y Trump todas las de perder.
Pero hay un aspecto adicional del cual poco se habla. En esta elección fue determinante el electorado masculino. Los hombres de todos los grupos étnicos y condiciones socio económicas inclinaron la balanza a favor de Trump. Excesiva feminidad y mucha hostilidad hacia la masculinidad en el debate de lo público. Da la impresión que el actual contexto cultural anti masculino terminó pasando una cuenta de cobro.