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Jorge Ospina Sardi

 

El tema viene a colación porque muchos que apoyaron y votaron por Gustavo Petro se están rasgando las vestiduras y dicen que que el personaje no representa a la izquierda. 

 

Petro es un socialista y ningún socialista que se respete deja de ser izquierdista. Petro llegó a la Presidencia de Colombia con los votos de socialistas pertenecientes a distintas agrupaciones políticas y con muchos votos de aquellos que transitan por el “centro” de la calle. E incluso hasta con el voto de neoliberales aperturistas como en el caso de Cesar Gaviria y Rudolf Hommes. 

 

Como suele suceder después de cierto tiempo de sufragado el voto y sufrir al personaje gobernando, ahora abundan los arrepentidos. Algunos socialistas han salido entonces con el cuento que Petro es Petro y que otra cosa es la izquierda.

 

El problema con esta posición es que el personaje en cuestión es un izquierdista. Es un típico socialista de esos que no maquilla sus creencias. Cree que el Estado debe manejarlo todo y que el capitalismo y sus valores son el gran enemigo al que hay que destruir como sea. 

 

Puede que algunos socialistas no compartan estas ideas porque sostienen que al capitalismo no hay que destruirlo del todo sino que hay que maniatarlo y encadenado con infinidad de impuestos, trabas y regulaciones. Estos se auto califican como moderados y siempre justifican las malas consecuencias de la puesta en práctica de sus teorías no en las fallas que les son inherentes sino en los problemas de personalidad de los seres humanos que las aplican. 

 

Al final de cuentas no hay que ponerle mucho misterio a todos esto. Petro se ha arropado con una bandera que es la mas representativa del actual izquierdismo internacional. Se trata de ese cuento según el cual el capitalismo está destruyendo al planeta. 

 

Ni mas ni menos, que el éxito del capitalismo creando riqueza, elevando el nivel de vida de miles de millones de personas y propiciando unos impresionantes adelantos tecnológicos que han derivado en actividades productivas cada vez mas amigables con el medio ambiente, que todo ello desembocará en la terminación de la vida humana. 

 

¿Cómo llegó a esta tesis la izquierda? Básicamente se ha tratado de un mecanismo de defensa de un izquierdismo que no ha podido digerir los logros económicos y tecnológicos que ha traído consigo el capitalismo. 

 

De una izquierda que ha sido tan cobarde que no ha reconocido sus ostensibles fracasos y falencias en sus manejos de la economía y la política en innumerables países, y que entonces ha salido con el "gaseoso" cuento de que ese capitalismo triunfante está ocasionando el cambio climático y la destrucción del planeta. 

 

Esa izquierda no propone alternativa alguna a ese capitalismo que critica. En lo que se empeña es en cercenarle su vitalidad con toda clase de acciones hostiles a través de gobiernos y Estados. Se apoya para ello en lo que nadie la supera: en avivar los odios y resentimientos de quienes envidian los éxitos ajenos y los sentimientos de culpa de quienes consideran que no son justos merecedores de las riquezas que poseen. 

 

A la hora de hacer balance esta izquierda es de lo peor porque suprime las posibilidades de progreso a todos los niveles al inhibir y estigmatizar la creación de riqueza, haciéndole creer a muchos incautos, especialmente a los jóvenes, que el enemigo es el sistema que eleva productividades y eficiencias porque remunera debidamente tanto el trabajo duro como los esfuerzos requeridos para alcanzar logros verdaderos y sostenibles en lo personal y en lo colectivo.