El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no debió ofrecerse como mediador entre Colombia y Venezuela. La forma como hizo el ofrecimiento, después de una visita no acordada de Hugo Chávez a su país, es una afrenta para Colombia. No hubo conversación previa con el gobierno de Colombia, antes de lanzar a los cuatro vientos la absurda propuesta. Se trata, ni más ni menos, de un gobierno que actúa bajo el chantaje de Chávez.

El gobierno español adoptó esta posición para salir del paso, mantener contento a Chávez y garantizar un mejor trato a sus empresas en Venezuela. Pero lo hizo involucrando impropiamente a Colombia, que nada tiene que ver con los enredos de España allá.

¿Quiere Zapatero que Colombia haga lo mismo que hace el gobierno de Venezuela con las empresas españolas? Es decir, ¿maltratarlas para luego chantajearlas? Por lo visto, tratar a las empresas españolas en la forma recta y considerada como lo hace el gobierno colombiano, solo trae menosprecio y abuso en las relaciones diplomáticas.

Como están las cosas, lo que necesita España es la mediación de un país tercero para que el gobierno de Venezuela le responda a sus empresas por los miles de millones de dólares que les adeuda. Podría solicitar la mediación de Siria, Irán o Corea del Norte.