Petrobras y otras tres firmas petroleras no aceptaron cambiar sus contratos de exploración y explotación a la nueva modalidad de “prestación de servicios”.

 

Las petroleras que no aceptaron la renegociación de los contratos fueron la brasilera Petrobras, las estadoudinenses Canada Grande y EDC y la china CNPC Amazon. Aceptaron las nuevas condiciones contractuales la española argentina Repsol-YPF, la italiana Eni Agip Oil, la chilena Enap y las chinas Andes Petroleum y Petroriental.

Con los nuevos contratos el gobierno ecuatoriano aumentará la renta petrolera a un promedio de 85% desde la vigente de 65%. Las petroleras que se fueron consideran que las nuevas condiciones no son rentables. Además, Ecuador no acepta arbitramento internacional en caso de conflicto.

Existe la duda de que el gobierno de Ecuador tenga los recursos para desarrollar adecuadamente los campos de las empresas privadas que abandonarán el país.

Hay que señalar que las renegociaciones fueron sobre campos con reservas probadas y en producción. Todas estas empresas ya habían realizado inversiones de alguna importancia en estos campos. O sea que para ellas la decisión de abandonar el país no fue para nada fácil.

Para nadie es un secreto que Ecuador tiene las reservas para producir bastante más que los actuales 480.000 barriles diarios de petróleo. Pero el maltrato a las petroleras y más de cuatro años de cambios e incertidumbre sobre las reglas de juego han paralizado la inversión en el sector de hidrocarburos. En el entretanto la producción del principal renglón de exportación del país se ha estancado.

Con las nuevas reglas de juego son remotas las posibilidades de llegada de inversión extranjera para la exploración y explotación de nuevos campos. Sencillamente Ecuador es un país que ha sido incapaz de diseñar un marco jurídico competitivo que otorgue estímulos y garantías a la inversión de riesgo de largo plazo.