En agosto de 2010, la inflación al consumidor fue de 0.11%, levemente superior a la del mismo mes del año anterior. La inflación anual quedó en 2,31%.
En julio, la inflación anual había cerrado en 2,24%. El renglón que más contribuyó al aumento de los precios de agosto fueron gas y servicios públicos (1,07%). Por otro lado, alimentos se mantuvo relativamente estable (-0,03%).
Al cierre de agosto, los renglones de los precios al consumidor con el mayor crecimiento anual fueron salud (4,32%), educación (4,10%) y vivienda (3,63%). Los de mejor comportamiento fueron comunicaciones (–2,00%), vestuario (–1,07%) y diversión (–0,45%). A su vez, alimentos se incrementó a un ritmo anual de 1,80%.
En el caso de los precios al productor, su disminución en agosto fue de 0,53%, con lo que su variación anual quedó en 1,99%. Un mes antes esa variación anual estaba en 1,81%. La fortaleza del peso ha sido uno de los factores que más ha contribuido a frenar los incrementos en este índice.
La meta de inflación al consumidor del Banco de la República para 2010 está entre 2,00% y 4,00%. De acuerdo con la tendencia que trae, es posible que al finalizar el año dicha inflación se sitúe entre 2,50% y 3,00%.
Aunque la tendencia actual de la inflación es de aumento como resultado de una reactivación de la demanda interna superior a la inicialmente anticipada, todavía no inquieta mayormente a la Junta del Banco de la República como para inducirla a revertir su política de mantener invariable la tasa de interés de intervención (en 3% anual).
Una de las razones por las cuales la Junta del emisor mantendría esta reducida tasa de interés tiene que ver con los nubarrones que se vislumbran en relación con el desenvolvimiento de la economía internacional. Su recuperación no ha sido tan fuerte como se esperaba por la mayoría de los analistas. Se teme una segunda recaída, después del lánguido rebote que se presentó entre el segundo semestre de 2009 y el primero de 2010. Esta eventual segunda recaída le asestaría un golpe al actual proceso de reactivación de la economía colombiana.
Pero si en los próximos dos o tres meses llegare a acelerarse el crecimiento de la inflación frente a las expectativas aquí esbozadas, la Junta no tendría otra opción que modificar su política, y aumentar la tasa de interés de intervención del Banco de la República.
Al cierre de agosto, los renglones de los precios al consumidor con el mayor crecimiento anual fueron salud (4,32%), educación (4,10%) y vivienda (3,63%). Los de mejor comportamiento fueron comunicaciones (–2,00%), vestuario (–1,07%) y diversión (–0,45%). A su vez, alimentos se incrementó a un ritmo anual de 1,80%.
En el caso de los precios al productor, su disminución en agosto fue de 0,53%, con lo que su variación anual quedó en 1,99%. Un mes antes esa variación anual estaba en 1,81%. La fortaleza del peso ha sido uno de los factores que más ha contribuido a frenar los incrementos en este índice.
La meta de inflación al consumidor del Banco de la República para 2010 está entre 2,00% y 4,00%. De acuerdo con la tendencia que trae, es posible que al finalizar el año dicha inflación se sitúe entre 2,50% y 3,00%.
Aunque la tendencia actual de la inflación es de aumento como resultado de una reactivación de la demanda interna superior a la inicialmente anticipada, todavía no inquieta mayormente a la Junta del Banco de la República como para inducirla a revertir su política de mantener invariable la tasa de interés de intervención (en 3% anual).
Una de las razones por las cuales la Junta del emisor mantendría esta reducida tasa de interés tiene que ver con los nubarrones que se vislumbran en relación con el desenvolvimiento de la economía internacional. Su recuperación no ha sido tan fuerte como se esperaba por la mayoría de los analistas. Se teme una segunda recaída, después del lánguido rebote que se presentó entre el segundo semestre de 2009 y el primero de 2010. Esta eventual segunda recaída le asestaría un golpe al actual proceso de reactivación de la economía colombiana.
Pero si en los próximos dos o tres meses llegare a acelerarse el crecimiento de la inflación frente a las expectativas aquí esbozadas, la Junta no tendría otra opción que modificar su política, y aumentar la tasa de interés de intervención del Banco de la República.