A diferencia de lo que opinan algunos comentaristas trasnochados, Romney dio un gran paso en sus aspiraciones al vencer en la primaria de Iowa.
Se podría afirmar que después de Iowa sería Romney el único capaz de derrotar a Romney en la disputa por la nominación a candidato del Partido Republicano para la presidencia de Estados Unidos. Esto es, solo estaría en peligro su nominación si incurre en grandes errores. Pero difícil que ello acontezca con un candidato que hasta ahora ha demostrado ser un cuidadoso y hábil estratega, respaldado por una maquinaria bien financiada, muy disciplinada y bastante eficaz.
Tendidos en el campo de batalla quedaron Tim Pawlewty, Herman Cain, y Michele Bachmann. Con respiración artificial están Newt Gingrich y Rick Perry. Sin mayores posibilidades por fuera de Iowa, donde concentró todos sus esfuerzos, se encuentra Rick Santorum. Y Ron Paul, al quedar tercero en la primaria, no recibió el impulso requerido para convertirse en amenaza verdadera.
Romney había dado como perdido Iowa. No hizo campaña ahí, excepto en los días previos cuando vio que sus posibilidades se acrecentaban. Hizo campaña al final y ganó, Así fuera por pocos votos, pero ganó. Más significativo aún, sus principales rivales, los que tienen posibilidades de competirle en las primarias de otros estados, Gingrich y Perry, quedaron en el cuarto y quinto lugar, respectivamente. Pésimo resultado para ellos.
Según las encuestas, Romney ganará cómodamente la siguiente primaria, la de New Hampshire. Y si le va relativamente bien en las de South Carolina y Florida, el cuento habrá concluido. Podrá, entonces, enfocarse en la gran batalla, en la que lo enfrentará a Barack Obama.
Romney ya cuenta con el apoyo de buena parte del establecimiento del Partido Republicano. Hoy por hoy luce como el único de los candidatos republicanos con la capacidad para enfrentarse a un financiado, hábil y carismático Obama.
El principal desafío de Romney es el de atraer a una porción no despreciable de la base conservadora que considera que no la representa ideológicamente. Ello a pesar de que su programa contempla la eliminación de la reforma de la salud de Obama y de muchas de las regulaciones que esa administración le ha impuesto al sistema productivo, así como una reducción de las tarifas impositivas.
Sin embargo, para esta reticente base conservadora sus propuestas en el tema de los impuestos y en materia de recortes del gasto y reforma al gobierno federal no son lo suficientemente agresivas. De manera que será motivo de interés observar lo que hará Romney para intentar atraer a esta inconforme base, sin alienar simultáneamente el voto de los independientes, el que también es fundamental para derrotar a Obama.
Al final de cuentas, la historia electoral de Estados Unidos y la de los demás países demuestra que cuando la situación económica no es buena las reelecciones son cuesta arriba. Si la economía no mejora de aquí al día de las elecciones, el rival de Obama, que muy probablemente será Romney, tendrá todas las de ganar.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Tendidos en el campo de batalla quedaron Tim Pawlewty, Herman Cain, y Michele Bachmann. Con respiración artificial están Newt Gingrich y Rick Perry. Sin mayores posibilidades por fuera de Iowa, donde concentró todos sus esfuerzos, se encuentra Rick Santorum. Y Ron Paul, al quedar tercero en la primaria, no recibió el impulso requerido para convertirse en amenaza verdadera.
Romney había dado como perdido Iowa. No hizo campaña ahí, excepto en los días previos cuando vio que sus posibilidades se acrecentaban. Hizo campaña al final y ganó, Así fuera por pocos votos, pero ganó. Más significativo aún, sus principales rivales, los que tienen posibilidades de competirle en las primarias de otros estados, Gingrich y Perry, quedaron en el cuarto y quinto lugar, respectivamente. Pésimo resultado para ellos.
Según las encuestas, Romney ganará cómodamente la siguiente primaria, la de New Hampshire. Y si le va relativamente bien en las de South Carolina y Florida, el cuento habrá concluido. Podrá, entonces, enfocarse en la gran batalla, en la que lo enfrentará a Barack Obama.
Romney ya cuenta con el apoyo de buena parte del establecimiento del Partido Republicano. Hoy por hoy luce como el único de los candidatos republicanos con la capacidad para enfrentarse a un financiado, hábil y carismático Obama.
El principal desafío de Romney es el de atraer a una porción no despreciable de la base conservadora que considera que no la representa ideológicamente. Ello a pesar de que su programa contempla la eliminación de la reforma de la salud de Obama y de muchas de las regulaciones que esa administración le ha impuesto al sistema productivo, así como una reducción de las tarifas impositivas.
Sin embargo, para esta reticente base conservadora sus propuestas en el tema de los impuestos y en materia de recortes del gasto y reforma al gobierno federal no son lo suficientemente agresivas. De manera que será motivo de interés observar lo que hará Romney para intentar atraer a esta inconforme base, sin alienar simultáneamente el voto de los independientes, el que también es fundamental para derrotar a Obama.
Al final de cuentas, la historia electoral de Estados Unidos y la de los demás países demuestra que cuando la situación económica no es buena las reelecciones son cuesta arriba. Si la economía no mejora de aquí al día de las elecciones, el rival de Obama, que muy probablemente será Romney, tendrá todas las de ganar.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).