El principal líder de la oposición en Canadá resolvió apoyar en el Parlamento de su país la ratificación del tratado de libre comercio con Colombia.
Por lo menos 50 prominentes activistas de derechos humanos le pidieron al líder del Partido Liberal Michael Ignatieff que se opusiera a la ratificación en el Parlamento del TLC con Colombia. Pero su vocero les respondió que nadie como Ignatieff conoce mejor los distintos temas relacionados con los derechos humanos porque llevaba toda una carrera política defendiéndolos. Sin embargo, así también reconoce que la mejor manera de comprometer a un país en temas de derechos humanos es cuando son fuertes los vínculos económicos. Y concluyó afirmando que Colombia ha realizado muchos progresos desde que el Presidente Álvaro Uribe subió a la presidencia en 2002 y que la mejor manera de ayudar a los colombianos a superar esos problemas era a través del desarrollo de un comercio legítimo.
Difícil una respuesta más inteligente sobre el tema. Los políticos del Partido Demócrata en Estados Unidos deberían tomar atenta nota de esta respuesta. Los activistas opositores de los acuerdos comerciales, incluyendo los sindicatos, no se dan cuenta que todo lo que fortalezca las relaciones económicas legítimas entre Colombia y países como Estados Unidos y Canadá favorece los intereses de los grupos defensores de los derechos humanos y eleva su capacidad de presión política.
Por su parte, los políticos del Partido Demócrata de Estados Unidos no perciben que a ningún instrumento de política se le pueden colgar una multiplicidad de objetivos porque se desvirtúa su razón de ser y porque pierde eficacia en el logro de su principal objetivo. Un acuerdo comercial es eso y nada más: es un medio para facilitar el intercambio de bienes y servicios. Un acuerdo comercial no es un instrumento para resolver la multiplicidad de problemas ecológicos y políticos que enfrentan los países que lo firman.
Con esta postura del Partido Liberal de Canadá es previsible la pronta ratificación del TLC entre ese país y Colombia. Y los productores canadienses de cereales y otros que compiten en el mercado colombiano con productores de Estados Unidos, disfrutarán de una justa y merecida ventaja.
Difícil una respuesta más inteligente sobre el tema. Los políticos del Partido Demócrata en Estados Unidos deberían tomar atenta nota de esta respuesta. Los activistas opositores de los acuerdos comerciales, incluyendo los sindicatos, no se dan cuenta que todo lo que fortalezca las relaciones económicas legítimas entre Colombia y países como Estados Unidos y Canadá favorece los intereses de los grupos defensores de los derechos humanos y eleva su capacidad de presión política.
Por su parte, los políticos del Partido Demócrata de Estados Unidos no perciben que a ningún instrumento de política se le pueden colgar una multiplicidad de objetivos porque se desvirtúa su razón de ser y porque pierde eficacia en el logro de su principal objetivo. Un acuerdo comercial es eso y nada más: es un medio para facilitar el intercambio de bienes y servicios. Un acuerdo comercial no es un instrumento para resolver la multiplicidad de problemas ecológicos y políticos que enfrentan los países que lo firman.
Con esta postura del Partido Liberal de Canadá es previsible la pronta ratificación del TLC entre ese país y Colombia. Y los productores canadienses de cereales y otros que compiten en el mercado colombiano con productores de Estados Unidos, disfrutarán de una justa y merecida ventaja.