Entre marzo 2 y mayo 20 de 2009 se ha presentado un alza en las acciones latinoamericanas no vista desde 1995.
Según un informe de Citigroup Global Markets, el aumento durante ese lapso fue, en su punto más alto, de 52%. Siguió a la drástica caída que hubo entre octubre 2008 y febrero 2009. Es decir, las bolsas latinoamericanas han recuperado en los últimos dos meses y medio una parte significativa de la pérdida sufrida en meses anteriores.
Este aumento reciente de las acciones latinoamericanas fue más pronunciado que el que se presentó después de la devaluación del real brasilero en 1999 y cuando se inicio del boom de la presente década, en 2003. Sin embargo, en las últimas dos semanas ha habido un pausa en el aumento y el interrogante es si se reanudará, o si por el contrario, habrá una corrección que los analistas del Citigroup, Geoffrey Dennis y Jason Press, estiman podría ser una caída de hasta 12%.
En realidad mucho dependerá del comportamiento del dólar. Los analistas no correlacionan el desempeño de las bolsas latinoamericanas con la debilidad del dólar frente a las demás monedas, incluidas las latinoamericanas. Pero lo cierto es que el rebote positivo de las bolsas latinoamericanas (y de las otras bolsas) coincide totalmente con la devaluación del dólar a partir de marzo.
Es evidente que las políticas monetarias y fiscales de la Reserva Federal y de la administración Obama han debilitado al dólar. Con las bajísimas tasas de interés fijadas por la Reserva Federal y con una expansión monetaria sin precedentes para financiar el inmenso déficit del gobierno federal de Estados Unidos, los inversionistas han acudido a las acciones y a la compra de productos básicos, incluido el petróleo, como una alternativa de corto plazo más rentable que los Tesoros o que la simple liquidez en dólares. Las acciones de las bolsas latinoamericanas hicieron parte del portafolio de esos inversionistas.
Ahora bien, mientras continúe la debilidad del dólar y la recuperación de los precios internacionales de los productos básicos de exportación de la región, se mantendrá la tendencia al alza de las bolsas latinoamericanas y de las monedas de estos países. Si Estados Unidos mantiene sus irresponsables políticas inflacionarias, como parece ser el caso, lo que sucederá es que las economías latinoamericanas crecerán más de lo previsto (o se contraerán menos de lo anticipado). Las fuerzas detrás de un desempeño económico más dinámico al que inicialmente se proyectó serán los más altos precios internacionales de los productos básicos de exportación y un consumo interno menos postrado o incluso reactivado.
Sobra señalar que se tratará de una reanimación económica basada en la inflación del dólar y, por lo tanto, no sostenible a largo plazo. Si después de la “ilusión” monetaria creada por una emisión sin precedentes de dólares, la economía de Estados Unidos entra en una recesión aún más aguda que la actual, tanto los países latinoamericanos como el resto de los países del planeta acompañarán a la economía más grande del mundo en su declive.
Al final de cuentas, no hay que hacerse muchas ilusiones con la reactivación inflacionaria en la que se han empeñado tanto el gobierno de Estados Unidos como los gobiernos de Europa y de varios países emergentes. Son políticas de impacto a corto plazo, que postergan las correcciones requeridas para retomar el sendero de un crecimiento económico sostenible, y que crean la ilusión de una recuperación basada en aumentos pasajeros de la riqueza. De una riqueza que se evaporará al poco tiempo con la pérdida del valor adquisitivo del dólar y de otras monedas de referencia en el contexto internacional.
Ahora bien, mientras continúe la debilidad del dólar y la recuperación de los precios internacionales de los productos básicos de exportación de la región, se mantendrá la tendencia al alza de las bolsas latinoamericanas y de las monedas de estos países. Si Estados Unidos mantiene sus irresponsables políticas inflacionarias, como parece ser el caso, lo que sucederá es que las economías latinoamericanas crecerán más de lo previsto (o se contraerán menos de lo anticipado). Las fuerzas detrás de un desempeño económico más dinámico al que inicialmente se proyectó serán los más altos precios internacionales de los productos básicos de exportación y un consumo interno menos postrado o incluso reactivado.
Sobra señalar que se tratará de una reanimación económica basada en la inflación del dólar y, por lo tanto, no sostenible a largo plazo. Si después de la “ilusión” monetaria creada por una emisión sin precedentes de dólares, la economía de Estados Unidos entra en una recesión aún más aguda que la actual, tanto los países latinoamericanos como el resto de los países del planeta acompañarán a la economía más grande del mundo en su declive.
Al final de cuentas, no hay que hacerse muchas ilusiones con la reactivación inflacionaria en la que se han empeñado tanto el gobierno de Estados Unidos como los gobiernos de Europa y de varios países emergentes. Son políticas de impacto a corto plazo, que postergan las correcciones requeridas para retomar el sendero de un crecimiento económico sostenible, y que crean la ilusión de una recuperación basada en aumentos pasajeros de la riqueza. De una riqueza que se evaporará al poco tiempo con la pérdida del valor adquisitivo del dólar y de otras monedas de referencia en el contexto internacional.