El régimen de Hugo Chávez enfrenta una espeluznante crisis financiera. La situación tiende a empeorar antes que a mejorar.
Este análisis se complica por la falta de transparencia de las cuentas oficiales. Sin embargo, todos los indicios apuntan en la misma dirección.
1) A julio de 2009 el déficit del gobierno central superaba los US$10.000 millones y es posible que el año pasado haya cerrado con más de US$15.000 millones de faltante.
2) A finales del año CADIVI tenía deudas de US$40.000 millones con los importadores y con empresas con derechos a giros por distintos conceptos.
3) Cálculos preliminares indican que PDVSA terminó el año pasado con una deuda con sus proveedores cercana a US$6.000 millones.
4) Las indemnizaciones no pagadas por nacionalizaciones ascienden a más de US$9.000 millones.
5) Las pérdidas de las empresas públicas en la industria pesada de Guayana y en el sector eléctrico llegan a por lo menos US$7.000 millones.
6) El rescate de los bancos saqueados por los amigos del régimen costará por lo menos otros US$6.000 millones.
7) Compromisos adquiridos con proyectos en el exterior superan los US$4.000 millones.
Y se quedan en el tintero otros saldos rojos, dentro de los cuales se encuentran pasivos laborales que están en el limbo. En total, 2009 cerró con un faltante de al menos US$87.000 millones.
Ahora bien, las reservas internacionales del Banco Central de Venezuela van en descenso y se situaron en apenas unos US$36.000 millones al finalizar 2009. El insaciable Chávez pretende darles otro zarpazo al iniciar 2010 de US$6.000 millones, para nutrir al Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden). Esta reservas, y las que puedan existir en el Fonden que no son muchas, son claramente insuficientes para atender deudas inmediatas y los faltantes adicionales que se irán creando a medida que transcurra 2010.
La situación es todavía más estrecha si se tiene en cuanta que el gobierno se verá forzado a gastar una buena cantidad de dinero en remediar la crisis por la que atraviesa el sector eléctrico (hasta ahora parece que no se ha dado por enterado del costo total de esta crisis).
Por otro lado, PDVSA ha dicho que pondrá el 60% de la inversión para la explotación del crudo pesado del Orinoco. ¿Pero de dónde sacará los dólares para hacerlo? Su producción va en descenso y supuestamente también debe invertir en la modernización de refinerías y en la explotación de gas natural. Adicionalmente le tiene que proporcionar recursos al resto del gobierno para cubrir los crecientes faltantes que se están presentando en las distintas áreas de la administración pública.
Con la reciente devaluación Hugo Chávez recibirá más bolívares para atender los gastos de funcionamiento de su gobierno. Pero esos serán absorbidos rápidamente por aumentos salariales y por la mayor inflación. En esta área hay que traer a cuento la situación del perro que da vueltas y vueltas sobre sí mismo en un frustrado intento por morderse la cola.
Como si lo anterior fuera poca cosa, con la inevitable profundización del racionamiento eléctrico, disminuirá la entrada de dólares por concepto de exportaciones de acero, aluminio y productos petroquímicos, así como de otros sectores. El impacto recesivo del racionamiento sobre la actividad productiva deprimirá los ingresos tributarios, agravando aún más el déficit fiscal.
Y entonces, ¿qué pasará con el gobierno venezolano? He aquí algunas eventuales consecuencias:
A) Seguramente no pagará una parte significativa de sus deudas y atrasará el pago de otra parte importante. Los proveedores que ante esta situación no vendan de contado, o no saben de negocios o es porque le están cargando un gran sobreprecio a sus productos.
B) No podrá realizar las inversiones que el país requiere urgentemente para ampliar y renovar su infraestructura petrolera y mucho menos para modernizar la maquinaria y equipo de las empresas estatales.
C) Aumentarán el parloteo y las provocaciones de Hugo Chávez. Pero sus sofismas de distracción perderán gradualmente su atractivo a medida que un creciente número de venezolanos sienta en carne propia las consecuencias del deterioro de la situación.
D) Nadie podrá explicar satisfactoriamente qué diablos pasó con los US$1.000.000 millones que recibió Hugo Chávez en sus 11 años de gobierno. Esos recursos no solamente no se ven por ninguna parte en obras o ampliación de la base productiva, sino que después de recibirlos el balance es el de un gobierno quebrado, un sistema productivo destrozado y unos servicios básicos todos a media luz.
E) Irremediablemente Chávez perderá apoyo popular y es posible que la oposición reciba una votación importante en las elecciones parlamentarias de septiembre de 2010. Esa oposición no debe dejarse tentar por cantos de sirena. Su meta es la de ganar las próximas elecciones y transmitir mensajes claros sobre las verdaderas causas de la crisis. Su mejor aliado actualmente es la patética ineptitud de Hugo Chávez y de su equipo de gobierno. Sería lamentable que la evidencia no fuera percibida plenamente por la gran mayoría de los venezolanos.
1) A julio de 2009 el déficit del gobierno central superaba los US$10.000 millones y es posible que el año pasado haya cerrado con más de US$15.000 millones de faltante.
2) A finales del año CADIVI tenía deudas de US$40.000 millones con los importadores y con empresas con derechos a giros por distintos conceptos.
3) Cálculos preliminares indican que PDVSA terminó el año pasado con una deuda con sus proveedores cercana a US$6.000 millones.
4) Las indemnizaciones no pagadas por nacionalizaciones ascienden a más de US$9.000 millones.
5) Las pérdidas de las empresas públicas en la industria pesada de Guayana y en el sector eléctrico llegan a por lo menos US$7.000 millones.
6) El rescate de los bancos saqueados por los amigos del régimen costará por lo menos otros US$6.000 millones.
7) Compromisos adquiridos con proyectos en el exterior superan los US$4.000 millones.
Y se quedan en el tintero otros saldos rojos, dentro de los cuales se encuentran pasivos laborales que están en el limbo. En total, 2009 cerró con un faltante de al menos US$87.000 millones.
Ahora bien, las reservas internacionales del Banco Central de Venezuela van en descenso y se situaron en apenas unos US$36.000 millones al finalizar 2009. El insaciable Chávez pretende darles otro zarpazo al iniciar 2010 de US$6.000 millones, para nutrir al Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden). Esta reservas, y las que puedan existir en el Fonden que no son muchas, son claramente insuficientes para atender deudas inmediatas y los faltantes adicionales que se irán creando a medida que transcurra 2010.
La situación es todavía más estrecha si se tiene en cuanta que el gobierno se verá forzado a gastar una buena cantidad de dinero en remediar la crisis por la que atraviesa el sector eléctrico (hasta ahora parece que no se ha dado por enterado del costo total de esta crisis).
Por otro lado, PDVSA ha dicho que pondrá el 60% de la inversión para la explotación del crudo pesado del Orinoco. ¿Pero de dónde sacará los dólares para hacerlo? Su producción va en descenso y supuestamente también debe invertir en la modernización de refinerías y en la explotación de gas natural. Adicionalmente le tiene que proporcionar recursos al resto del gobierno para cubrir los crecientes faltantes que se están presentando en las distintas áreas de la administración pública.
Con la reciente devaluación Hugo Chávez recibirá más bolívares para atender los gastos de funcionamiento de su gobierno. Pero esos serán absorbidos rápidamente por aumentos salariales y por la mayor inflación. En esta área hay que traer a cuento la situación del perro que da vueltas y vueltas sobre sí mismo en un frustrado intento por morderse la cola.
Como si lo anterior fuera poca cosa, con la inevitable profundización del racionamiento eléctrico, disminuirá la entrada de dólares por concepto de exportaciones de acero, aluminio y productos petroquímicos, así como de otros sectores. El impacto recesivo del racionamiento sobre la actividad productiva deprimirá los ingresos tributarios, agravando aún más el déficit fiscal.
Y entonces, ¿qué pasará con el gobierno venezolano? He aquí algunas eventuales consecuencias:
A) Seguramente no pagará una parte significativa de sus deudas y atrasará el pago de otra parte importante. Los proveedores que ante esta situación no vendan de contado, o no saben de negocios o es porque le están cargando un gran sobreprecio a sus productos.
B) No podrá realizar las inversiones que el país requiere urgentemente para ampliar y renovar su infraestructura petrolera y mucho menos para modernizar la maquinaria y equipo de las empresas estatales.
C) Aumentarán el parloteo y las provocaciones de Hugo Chávez. Pero sus sofismas de distracción perderán gradualmente su atractivo a medida que un creciente número de venezolanos sienta en carne propia las consecuencias del deterioro de la situación.
D) Nadie podrá explicar satisfactoriamente qué diablos pasó con los US$1.000.000 millones que recibió Hugo Chávez en sus 11 años de gobierno. Esos recursos no solamente no se ven por ninguna parte en obras o ampliación de la base productiva, sino que después de recibirlos el balance es el de un gobierno quebrado, un sistema productivo destrozado y unos servicios básicos todos a media luz.
E) Irremediablemente Chávez perderá apoyo popular y es posible que la oposición reciba una votación importante en las elecciones parlamentarias de septiembre de 2010. Esa oposición no debe dejarse tentar por cantos de sirena. Su meta es la de ganar las próximas elecciones y transmitir mensajes claros sobre las verdaderas causas de la crisis. Su mejor aliado actualmente es la patética ineptitud de Hugo Chávez y de su equipo de gobierno. Sería lamentable que la evidencia no fuera percibida plenamente por la gran mayoría de los venezolanos.