Realmente no se entiende cómo en un país con tantas necesidades públicas como Colombia, a su Presidente lo único que se le ocurre es crear ministerios a diestra y siniestra.
Parece loco de barrio con este tema. En su primer mandato dio reversa a la austeridad que caracterizó al gobierno de Álvaro Uribe recreando nuevamente los ministerios de Trabajo, de Justicia y del Medio Ambiente. No contento con lo anterior, a comienzos de su segundo mandato, se ha empeñado en crear el ministerio de la Presidencia y el ministerio de la Seguridad Ciudadana. Para rematar nombró en la Presidencia a una nueva “ministra” consejera de Comunicaciones y a una nueva consejera para el Sector Privado. Y por ahí se ha escuchado la propuesta de un ministerio para la Industria.
Santos pertenece a esa vieja tradición política que considera que la solución a los problemas de un país es la creación de mas burocracia gubernamental. Es parte integral de su idea de buen gobierno. Pero se trata de una receta que ha probado ser funesta desde el punto de vista del equilibrio de las finanzas públicas y para el objetivo de lograr una mejor coordinación de las actividades gubernamentales.
Por ejemplo, en este último sentido, la proliferación de altas instancias a lo que lleva es a estrellones y a pisaduras de callos que terminan por obstaculizar la gestión pública. Con la creación de mas ministerios y consejerías presidenciales se aumentan las necesidades de coordinación entre un mayor número de instancias y altos funcionarios. Y bien se sabe que en los gobiernos, aún en el caso de unas pocas instancias, esa coordinación es de por sí una tarea muy compleja, dispendiosa y lenta.
Otro muy importante aspecto de este festín de creación de ministerios y de altos nombramientos es el mensaje que se transmite. Ya con el tema del alegre reparto de la “mermelada” (auxilios presupuestales) en época electoral se le dio a entender a la clase política que hay piñata para todos. Ahora con estos nuevos puestos se extiende el mensaje de que abundan los recursos públicos para comprar apoyos. Desde la Presidencia se transmite irresponsablemente la señal de que la austeridad y la mayor eficiencia en el uso de los escasos recursos públicos nada tienen que ver con un buen gobierno.
Es mas, lo que se ha anunciado es que ante la falta de recursos para financiar el festín de gastos y nombramientos se le meterá nuevamente la mano al bolsillo de los contribuyentes. Para tal efecto, se ha programado una nueva reforma tributaria. Nada de apretarse el cinturón ni de “hacer rendir la platica”. Lo importante es continuar con ese festín con dinero ajeno pues es con eso que Santos se siente cómodo y en lo que se apoya para asegurar su gobernabilidad.
En realidad, ni el gobierno ni la insaciable clase política que lo apoya se han percatado que la bonanza petrolera y minera que disfrutó el país en estos últimos años ha llegado prácticamente a su fin y que se vienen épocas relativamente duras. Poco o nada han hecho para darle continuidad a esa bonanza.
Se hacen la ilusión que la economía colombiana está blindada y que no la afecta mayormente lo que sucede en el resto del planeta. Que no es motivo de preocupación la pérdida de dinamismo que se observa en las economías del vecindario, así como el relativo estancamiento de las economías mas avanzadas que siguen sin solucionar el tema del excesivo endeudamiento al que las llevó las políticas socialistas de la “tercera vía”.
Santos pertenece a esa vieja tradición política que considera que la solución a los problemas de un país es la creación de mas burocracia gubernamental. Es parte integral de su idea de buen gobierno. Pero se trata de una receta que ha probado ser funesta desde el punto de vista del equilibrio de las finanzas públicas y para el objetivo de lograr una mejor coordinación de las actividades gubernamentales.
Por ejemplo, en este último sentido, la proliferación de altas instancias a lo que lleva es a estrellones y a pisaduras de callos que terminan por obstaculizar la gestión pública. Con la creación de mas ministerios y consejerías presidenciales se aumentan las necesidades de coordinación entre un mayor número de instancias y altos funcionarios. Y bien se sabe que en los gobiernos, aún en el caso de unas pocas instancias, esa coordinación es de por sí una tarea muy compleja, dispendiosa y lenta.
Otro muy importante aspecto de este festín de creación de ministerios y de altos nombramientos es el mensaje que se transmite. Ya con el tema del alegre reparto de la “mermelada” (auxilios presupuestales) en época electoral se le dio a entender a la clase política que hay piñata para todos. Ahora con estos nuevos puestos se extiende el mensaje de que abundan los recursos públicos para comprar apoyos. Desde la Presidencia se transmite irresponsablemente la señal de que la austeridad y la mayor eficiencia en el uso de los escasos recursos públicos nada tienen que ver con un buen gobierno.
Es mas, lo que se ha anunciado es que ante la falta de recursos para financiar el festín de gastos y nombramientos se le meterá nuevamente la mano al bolsillo de los contribuyentes. Para tal efecto, se ha programado una nueva reforma tributaria. Nada de apretarse el cinturón ni de “hacer rendir la platica”. Lo importante es continuar con ese festín con dinero ajeno pues es con eso que Santos se siente cómodo y en lo que se apoya para asegurar su gobernabilidad.
En realidad, ni el gobierno ni la insaciable clase política que lo apoya se han percatado que la bonanza petrolera y minera que disfrutó el país en estos últimos años ha llegado prácticamente a su fin y que se vienen épocas relativamente duras. Poco o nada han hecho para darle continuidad a esa bonanza.
Se hacen la ilusión que la economía colombiana está blindada y que no la afecta mayormente lo que sucede en el resto del planeta. Que no es motivo de preocupación la pérdida de dinamismo que se observa en las economías del vecindario, así como el relativo estancamiento de las economías mas avanzadas que siguen sin solucionar el tema del excesivo endeudamiento al que las llevó las políticas socialistas de la “tercera vía”.