El candidato Antanas Mockus ha dicho reiteradamente que restablecerá las relaciones con Venezuela. Quiere bajarse los pantalones antes de tiempo.
Son varias las razones por las cuales las relaciones entre Colombia y Venezuela se han roto. Eso no ha sucedido por capricho de Álvaro Uribe, sino porque Hugo Chávez ha encontrado en Colombia un país que es un obstáculo a sus planes expansionistas.
Una de las razones del rompimiento es el apoyo del gobierno de Venezuela a las FARC. Otra es la utilización por parte de Estados Unidos de bases aéreas colombianas dentro del marco del Plan Colombia. Una tercera es el embargo comercial que impuso Chávez y el no pago de importaciones ya hechas provenientes de Colombia. Una cuarta es la expropiación de empresas colombianas por parte de ese gobierno. Una quinta es la falta de colaboración en la lucha contra el narcotráfico.
Cuando un candidato dice que mejorará esas relaciones sin referirse a los problemas específicos que las han deteriorado, o bien peca de ingenuo o bien engaña al electorado sobre la complejidad del tema. ¿Cómo se resolverán cada uno de estos espinosos asuntos? ¿Si el interlocutor no es honesto, como no lo es Chávez, entonces qué?
Mockus propone alegremente la intermediación del Presidente de Brasil Lula da Silva. Ni siquiera se ha dado cuenta de que una de las estrategias de la política exterior brasilera ha sido la destrucción de la Comunidad Andina y la sustitución comercial de Colombia en el mercado venezolano. Y que Chávez cayó como anillo al dedo para hacer realidad esos anhelos mercantiles brasileros.
Vaya ingenuidad la de Mockus en política exterior. Ensillando antes de traer la bestia. Anuncia que se bajará los pantalones sin contraprestación alguna. Sin importar lo que haga el impredecible Chávez, cuyo interés ha sido y continuará siendo el de desestabilizar y debilitar a Colombia.
Y vaya ingenuidad la de aquellos colombianos que consideran que se obtendrían buenos resultados si a las relaciones con países problemáticos se les aplicara los infantiles esquemas pedagógicos de Mockus.
Una de las razones del rompimiento es el apoyo del gobierno de Venezuela a las FARC. Otra es la utilización por parte de Estados Unidos de bases aéreas colombianas dentro del marco del Plan Colombia. Una tercera es el embargo comercial que impuso Chávez y el no pago de importaciones ya hechas provenientes de Colombia. Una cuarta es la expropiación de empresas colombianas por parte de ese gobierno. Una quinta es la falta de colaboración en la lucha contra el narcotráfico.
Cuando un candidato dice que mejorará esas relaciones sin referirse a los problemas específicos que las han deteriorado, o bien peca de ingenuo o bien engaña al electorado sobre la complejidad del tema. ¿Cómo se resolverán cada uno de estos espinosos asuntos? ¿Si el interlocutor no es honesto, como no lo es Chávez, entonces qué?
Mockus propone alegremente la intermediación del Presidente de Brasil Lula da Silva. Ni siquiera se ha dado cuenta de que una de las estrategias de la política exterior brasilera ha sido la destrucción de la Comunidad Andina y la sustitución comercial de Colombia en el mercado venezolano. Y que Chávez cayó como anillo al dedo para hacer realidad esos anhelos mercantiles brasileros.
Vaya ingenuidad la de Mockus en política exterior. Ensillando antes de traer la bestia. Anuncia que se bajará los pantalones sin contraprestación alguna. Sin importar lo que haga el impredecible Chávez, cuyo interés ha sido y continuará siendo el de desestabilizar y debilitar a Colombia.
Y vaya ingenuidad la de aquellos colombianos que consideran que se obtendrían buenos resultados si a las relaciones con países problemáticos se les aplicara los infantiles esquemas pedagógicos de Mockus.