Los mejores datos de noviembre y diciembre de 2011 son apenas un breve interludio en medio de una trayectoria negativa.
Sorprende la forma como los medios de comunicación saltan de júbilo cada vez que sale una noticia no tan mala relacionada con el desempeño económico de Estados Unidos. Nadie discute que las buenas noticias económicas deben ser motivo de alegría. Pero de ahí a concluir que ya, por fin, la economía de Estados Unidos se está recuperando, hay un largo trecho. Es una irresponsabilidad tanto de los medios como de los analistas optimistas, porque engañan a la gente sobre este complejo tema.
Muchos de estos medios y analistas optimistas son partidarios de Barack Obama. Entonces, siempre relacionan estas puntuales y esporádicas buenas noticias económicas con las políticas económicas de Obama. Solo una carcajada merece como respuesta esta burda manipulación de las noticias.
Hay que recalcarle una y otra vez a quienes no llegan al fondo del análisis económico que Estados Unidos tiene una tendencia absolutamente explosiva de incremento de la deuda del gobierno federal, la cual superó a finales de 2011 el 100% del PIB. Este nivel es de por si abrumador, pero lo más preocupantes es la tendencia. Cada mes se agregan más de US$100.000 millones a la deuda.
El déficit fiscal lleva tres años consecutivos (o sea los tres años de la administración Obama) en 10% del PIB. Y no se ve que en los próximos años disminuya, a menos que haya un cambio radical de rumbo. Sin exageraciones, Estados Unidos va camino a convertirse en un país con un gobierno financieramente fallido, similar al de Grecia.
Muchos creen ingenuamente que porque existe la Reserva Federal y porque el dólar todavía se utiliza como moneda internacional de reserva, Obama y sus subordinados pueden continuar indefinidamente con estas explosivas trayectorias de gasto, déficit y endeudamiento. No visualizan que más temprano que tarde habrá necesidad de revertirlas con muy duras medidas de recortes y austeridad.
Los medios de comunicación y analistas optimistas que ya dieron por sentado que la recuperación económica de Estados Unidos es un hecho como resultado de las políticas económicas de Obama, ni siquiera mencionan estas tendencias. Estados Unidos no ha empezado con el gran ajuste fiscal que inevitablemente tendrá que hacer.
Este ajuste Obama lo intenta postergar para 2013, después de las elecciones presidenciales de noviembre en este año. Su reelección es lo único que lo desvela, como buen político tradicional que es. Si este ajuste se posterga para 2013 tendrá que ser muy fuerte. Algo similar a lo que está sucediendo actualmente en España, al inicio del gobierno de Mariano Rajoy, después de dos años de postergación de las medidas de ajuste por parte de José Luis Rodríguez Zapatero.
Pero volviendo al tema de los datos de noviembre y diciembre de mayor creación de empleo y aumento de la producción manufacturera en Estados Unidos, ello coincide con las fiestas de fin de año (cerca de una cuarta parte del empleo adicional fueron mensajeros contratados para distribuir regalos) y con la recomposición de inventarios por parte de la industria.
Muchos de estos medios y analistas optimistas son partidarios de Barack Obama. Entonces, siempre relacionan estas puntuales y esporádicas buenas noticias económicas con las políticas económicas de Obama. Solo una carcajada merece como respuesta esta burda manipulación de las noticias.
Hay que recalcarle una y otra vez a quienes no llegan al fondo del análisis económico que Estados Unidos tiene una tendencia absolutamente explosiva de incremento de la deuda del gobierno federal, la cual superó a finales de 2011 el 100% del PIB. Este nivel es de por si abrumador, pero lo más preocupantes es la tendencia. Cada mes se agregan más de US$100.000 millones a la deuda.
El déficit fiscal lleva tres años consecutivos (o sea los tres años de la administración Obama) en 10% del PIB. Y no se ve que en los próximos años disminuya, a menos que haya un cambio radical de rumbo. Sin exageraciones, Estados Unidos va camino a convertirse en un país con un gobierno financieramente fallido, similar al de Grecia.
Muchos creen ingenuamente que porque existe la Reserva Federal y porque el dólar todavía se utiliza como moneda internacional de reserva, Obama y sus subordinados pueden continuar indefinidamente con estas explosivas trayectorias de gasto, déficit y endeudamiento. No visualizan que más temprano que tarde habrá necesidad de revertirlas con muy duras medidas de recortes y austeridad.
Los medios de comunicación y analistas optimistas que ya dieron por sentado que la recuperación económica de Estados Unidos es un hecho como resultado de las políticas económicas de Obama, ni siquiera mencionan estas tendencias. Estados Unidos no ha empezado con el gran ajuste fiscal que inevitablemente tendrá que hacer.
Este ajuste Obama lo intenta postergar para 2013, después de las elecciones presidenciales de noviembre en este año. Su reelección es lo único que lo desvela, como buen político tradicional que es. Si este ajuste se posterga para 2013 tendrá que ser muy fuerte. Algo similar a lo que está sucediendo actualmente en España, al inicio del gobierno de Mariano Rajoy, después de dos años de postergación de las medidas de ajuste por parte de José Luis Rodríguez Zapatero.
Pero volviendo al tema de los datos de noviembre y diciembre de mayor creación de empleo y aumento de la producción manufacturera en Estados Unidos, ello coincide con las fiestas de fin de año (cerca de una cuarta parte del empleo adicional fueron mensajeros contratados para distribuir regalos) y con la recomposición de inventarios por parte de la industria.
Por otro lado, los datos de variación de las ventas minoristas de diciembre decepcionaron. Fueron los más débiles en siete meses. Si se excluyen las volátiles ventas de autos, el descenso fue de 0,2%. A lo anterior se agrega un desalentador crecimiento del déficit comercial en noviembre, que muestra una caída de las exportaciones y un crecimiento mayor al previsto en las importaciones. Finalmente, el mayor dinamismo del consumo de hogares no se ha fundamentado en un crecimiento de su poder de compra, sino en un aumento del endeudamiento de estos hogares, que se mantiene en niveles históricos muy altos.
A todo lo anterior se agrega la crítica situación económica de Europa y una desaceleración en las economías emergentes, incluida China. Así mismo, la incertidumbre de un año electoral, con un Presidente que ha sido incapaz de esclarecer durante su mandato las reglas de juego tributarias y que ha asfixiado al sector productivo con una telaraña de regulaciones federales. Un Presidente que ha frenado el desarrollo de los recursos energéticos del país.
No se ve, entonces, que Estados Unidos se haya encaminado hacia una reactivación económica sostenible. Puede que su economía experimente pequeños rebotes, con aumentos del PIB en uno o dos trimestres por los lados de 2% (o incluso hasta 3%), pero quien cante victoria por este desempeño corre el riesgo de hacer el ridículo.
Tanto Estados Unidos como Europa todavía están lejos de implementar las profundas correcciones fiscales, de saneamiento de la cartera bancaria y de disminución de los niveles de endeudamiento privado que se requieren para sentar las bases de un crecimiento económico sostenible.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Tanto Estados Unidos como Europa todavía están lejos de implementar las profundas correcciones fiscales, de saneamiento de la cartera bancaria y de disminución de los niveles de endeudamiento privado que se requieren para sentar las bases de un crecimiento económico sostenible.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).