Todavía no se sabe qué tan fatal es el virus y si la gente que muere es por su causa o por otras causas.
Las declaraciones del médico jefe de Inglaterra Liam Donaldson ilustra la situación. Al comentar sobre las 17 muertes que supuestamente ha ocasionado el virus AH1N1 indicó que esos casos no significan que todas las personas murieran a causa del virus, sino que lo padecían cuando fallecieron.
De la información de las autoridades cada vez que en algún rincón del planeta se presenta un fallecimiento, se deduce que se trataba de pacientes que sufrían de otras complicaciones de salud. O de pacientes que no se cuidaron suficientemente. Sin embargo, en términos generales, la información no permite sacar conclusiones definitivas sobre qué tan mortal es el virus. No hay que olvidar que la influenza estacional también causa muertes entre personas que adolecen de problemas de salud o que se encuentran débiles por una u otra razón.
A mediados de julio de 2009, se han reportado 100.000 casos de contagio del AH1N1 y cerca de 450 muertes. Naturalmente es posible que el contagio no reportado sea considerable y también que la causa de algunas de esas muertes no haya sido el virus. Si se supone que los casos de contagio son el doble a los reportados y que parte de las muertes son debidas a otras enfermedades más graves que ya sufrían los pacientes, se llega a que el 99,9% de los afectados sobrevivió al AH1N1. Este es un coeficiente no muy diferente al de los brotes graves de influenza estacional.
Lo anterior no significa que no haya que prevenir antes que lamentar. Especial cuidado deben tener las mujeres embarazadas y los obesos. También personas que se encuentran débiles por padecer de otras enfermedades. Pero la misma recomendación se haría en relación con un posible contagio de una influenza fuerte estacional.
Aunque varios laboratorios farmacéuticos están trabajando duro para sacar una vacuna, nadie espera que esté disponible antes de octubre de 2009. Pero, además, la capacidad de producción de vacunas en el mundo es limitada y no habrá suficientes para todos. Tampoco se sabrá inicialmente cómo serán las dosis y cuántas habrá que aplicar y producir por paciente.
Así las cosas, al menos por ahora, habrá que acudir a medicamentos antivirales, incluido el Tamiflu, que está siendo demandado en todo el planeta. Y confiar que no se presentarán mutaciones del virus resistentes a los antivirales, lo cual complicaría el manejo de esta pandemia.
De la información de las autoridades cada vez que en algún rincón del planeta se presenta un fallecimiento, se deduce que se trataba de pacientes que sufrían de otras complicaciones de salud. O de pacientes que no se cuidaron suficientemente. Sin embargo, en términos generales, la información no permite sacar conclusiones definitivas sobre qué tan mortal es el virus. No hay que olvidar que la influenza estacional también causa muertes entre personas que adolecen de problemas de salud o que se encuentran débiles por una u otra razón.
A mediados de julio de 2009, se han reportado 100.000 casos de contagio del AH1N1 y cerca de 450 muertes. Naturalmente es posible que el contagio no reportado sea considerable y también que la causa de algunas de esas muertes no haya sido el virus. Si se supone que los casos de contagio son el doble a los reportados y que parte de las muertes son debidas a otras enfermedades más graves que ya sufrían los pacientes, se llega a que el 99,9% de los afectados sobrevivió al AH1N1. Este es un coeficiente no muy diferente al de los brotes graves de influenza estacional.
Lo anterior no significa que no haya que prevenir antes que lamentar. Especial cuidado deben tener las mujeres embarazadas y los obesos. También personas que se encuentran débiles por padecer de otras enfermedades. Pero la misma recomendación se haría en relación con un posible contagio de una influenza fuerte estacional.
Aunque varios laboratorios farmacéuticos están trabajando duro para sacar una vacuna, nadie espera que esté disponible antes de octubre de 2009. Pero, además, la capacidad de producción de vacunas en el mundo es limitada y no habrá suficientes para todos. Tampoco se sabrá inicialmente cómo serán las dosis y cuántas habrá que aplicar y producir por paciente.
Así las cosas, al menos por ahora, habrá que acudir a medicamentos antivirales, incluido el Tamiflu, que está siendo demandado en todo el planeta. Y confiar que no se presentarán mutaciones del virus resistentes a los antivirales, lo cual complicaría el manejo de esta pandemia.