El Banco de la República cedió por completo a las presiones del gobierno para reactivar la economía con una política monetaria que raya en lo irresponsable al bajar nuevamente su tasa de interés de intervención.
En vísperas de semana santa la Junta Directiva del Banco de la República resolvió reducir su tasa de interés de intervención 50 puntos básicos para dejarla en 3,25% anual. Desde julio de 2012 ha efectuado siete reducciones para pasarla de 5,75% anual a su nivel actual.
Difícil que haya disminuciones adicionales si se tiene en cuenta que el punto medio de la meta oficial de la inflación para 2013 es de 3% anual. Así la inflación se haya situado en febrero en 1,83% anual, no hay que olvidar que este desempeño se apoya especialmente en el buen comportamiento del volátil renglón de alimentos.
Al tiempo que redujo la tasa de interés de intervención en forma significativa, el Banco de la República ha adoptado una política mas expansiva de aumento de sus reservas internacionales con la esperanza de que con ello se moderen las presiones de revaluación del peso frente al dólar. En lo que va corrido del año, a marzo 15, estas reservas se han incrementado en US$1.405 millones, para situarse en US$39.047 millones.
Pero a todas estas no se puede desconocer que los medios de pago (M1) crecen a tasas anuales cercanas a 10% anual y que la liquidez ampliada lo hace a tasas en el horizonte de 15% anual, al igual que la cartera del sistema financiero. Estas son tasas bastante superiores a las del crecimiento nominal del PIB.
Por otro lado, se ha presentado una tendencia al deterioro en la cartera del sistema financiero, que aunque leve, no deja de ser inquietante, en especial si la actividad económica no se reactiva en forma sostenida. En enero de 2013 frente a igual mes del año anterior, la cartera vencida del crédito comercial pasó de 1,9% a 2,1%, la del crédito de consumo de 4,5% a 5%, y la del microcrédito del 7% a 8%. Solamente la hipotecaria registró una mejoría al pasar de 2,6% a 2,4%.
En las circunstancias actuales se impone la mayor cautela por parte del sistema financiero. Desde el último trimestre de 2010 la disponibilidad de crédito ha sido amplia, pero en los últimos tiempos el sector exportador y las obras públicas no han sido los motores del crecimiento que el gobierno esperaba. En particular, preocupa que el petróleo y la minería, así como la inversión extranjera en general, hayan dejado de impulsar a la economía.
De manera que hasta que no se despeje el panorama en estos frentes lo indicado para las entidades financieras es no incrementar sus exposiciones con clientes ya endeudados, excepto quizás en el sector hipotecario donde todavía existe un cierto margen de maniobra.
Difícil que haya disminuciones adicionales si se tiene en cuenta que el punto medio de la meta oficial de la inflación para 2013 es de 3% anual. Así la inflación se haya situado en febrero en 1,83% anual, no hay que olvidar que este desempeño se apoya especialmente en el buen comportamiento del volátil renglón de alimentos.
Al tiempo que redujo la tasa de interés de intervención en forma significativa, el Banco de la República ha adoptado una política mas expansiva de aumento de sus reservas internacionales con la esperanza de que con ello se moderen las presiones de revaluación del peso frente al dólar. En lo que va corrido del año, a marzo 15, estas reservas se han incrementado en US$1.405 millones, para situarse en US$39.047 millones.
Pero a todas estas no se puede desconocer que los medios de pago (M1) crecen a tasas anuales cercanas a 10% anual y que la liquidez ampliada lo hace a tasas en el horizonte de 15% anual, al igual que la cartera del sistema financiero. Estas son tasas bastante superiores a las del crecimiento nominal del PIB.
Por otro lado, se ha presentado una tendencia al deterioro en la cartera del sistema financiero, que aunque leve, no deja de ser inquietante, en especial si la actividad económica no se reactiva en forma sostenida. En enero de 2013 frente a igual mes del año anterior, la cartera vencida del crédito comercial pasó de 1,9% a 2,1%, la del crédito de consumo de 4,5% a 5%, y la del microcrédito del 7% a 8%. Solamente la hipotecaria registró una mejoría al pasar de 2,6% a 2,4%.
En las circunstancias actuales se impone la mayor cautela por parte del sistema financiero. Desde el último trimestre de 2010 la disponibilidad de crédito ha sido amplia, pero en los últimos tiempos el sector exportador y las obras públicas no han sido los motores del crecimiento que el gobierno esperaba. En particular, preocupa que el petróleo y la minería, así como la inversión extranjera en general, hayan dejado de impulsar a la economía.
De manera que hasta que no se despeje el panorama en estos frentes lo indicado para las entidades financieras es no incrementar sus exposiciones con clientes ya endeudados, excepto quizás en el sector hipotecario donde todavía existe un cierto margen de maniobra.