No puede ser que la FIFA no acuda a la tecnología moderna para decidir sobre situaciones confusas que son determinantes en el resultado de un partido importante.

 

Fue algo del tamaño de una catedral el gol anulado a Frank Lampard en el partido entre Inglaterra y Alemania del Mundial de Fútbol Sudáfrica. La bola pegó en el palo y entró hasta casi la mitad de la portería. Sin embargo, la terna arbitral no dio como válido lo que era un golazo.Cientos de millones de espectadores lo vieron por televisión con claridad. Pero no así los árbitros, quienes no tienen acceso a la televisión sino que sólo cuentan con sus dos ojos para discernir lo que sucede en la cancha.

Así también sucedió con la validación de un gol de Argentina en clarísimo fuera de lugar en su partido frente a México. Ni qué decir de lo que sucedió en las eliminatorias de antes del Mundial en un partido definitivo entre Francia e Irlanda. Una descarada mano de Thierry Henry que todo el mundo vio, menos la terna arbitral, le dio la clasificación a Francia.  

Los de la FIFA no se han sintonizado con la tecnología moderna. Hoy en día se hacen tomas desde distintos ángulos, especialmente en torneos como el Mundial. ¿Por qué no acudir a ellas en el caso de jugadas confusas que son determinantes? Si se trata de un gol, no hay excusa para no hacerlo. Entre menos dudas queden mejor.

Podría haber, por ejemplo, un cuarto árbitro en frente de la televisión al cual el juez central le pueda consultar este tipo de jugadas confusas determinantes. Es cierto que errar es de humanos, pero también lo es que hacer lo posible para minimizar las equivocaciones también es de humanos.