Los medios de pago (M1) y la liquidez ampliada (M3) crecían a finales de julio de 2013 a tasas interanuales de 16,5% y 18,5%, respectivamente.
Este abultado aumento de la liquidez está muy por encima de la inflación anual (2,2% a julio). Es parciamente generado por la muy activa intervención del Banco de la República en el mercado cambiario, que ha conducido a un incremento significativo de sus reservas internacionales, especialmente en el año en curso.
En efecto, a comienzos de agosto las reservas internacionales se situaron en US$41.525 millones, o sea US$1.430 millones mas que hace tres meses y US$4.062 millones por encima del nivel que se alcanzó al finalizar 2012.
El objetivo del Banco de la República con esta política es la de inducir una devaluación (o depreciación) del peso colombiano mas allá de lo que se daría sin dicha intervención. La idea es favorecer a exportadores y productores nacionales.
Sin embargo, esta política no está exenta de costos. Afecta negativamente el poder adquisitivo de los colombianos frente al resto del mundo y en el mercado interno. Pero además son importantes las pérdidas por este concepto en las cuentas financieras del Banco de la República y que se calculan en unos US$800 millones en 2013. También se traduce en incrementos en los costos de la deuda externa contratada por el sector público y privado. Adicionalmente, las perspectivas de una mayor devaluación tiende a ahuyentar a la inversión extranjera.
A pesar del aumento desaforado en la liquidez, el sistema financiero colombiano ha mantenido una política relativamente prudente en el otorgamiento del crédito. El crecimiento interanual de su cartera neta es de 15% anual, con una leve tendencia a la disminución. Al descomponerla, es de interés destacar que la cartera hipotecaria es la que mas crecía a finales de julio (+26% interanual), seguida de los microcréditos (19,4%), el crédito de consumo (12,3%), y el crédito comercial (11,5%). En una situación como la actual signada por una política monetaria bastante laxa, el sistema financiero debe manetener inalterable su ortodoxia a la hora de la aprobación de los préstamos.
No parecería sostenible para la Junta Directiva del Banco de la República mantener durante mucho tiempo adicional la actual política de crecimientos exuberantes en la liquidez sin sacrificar los logros en materia de control de la inflación y sin evitar burbujas ocasionadas por el exceso de endeudamiento en empresas y hogares.
En efecto, a comienzos de agosto las reservas internacionales se situaron en US$41.525 millones, o sea US$1.430 millones mas que hace tres meses y US$4.062 millones por encima del nivel que se alcanzó al finalizar 2012.
El objetivo del Banco de la República con esta política es la de inducir una devaluación (o depreciación) del peso colombiano mas allá de lo que se daría sin dicha intervención. La idea es favorecer a exportadores y productores nacionales.
Sin embargo, esta política no está exenta de costos. Afecta negativamente el poder adquisitivo de los colombianos frente al resto del mundo y en el mercado interno. Pero además son importantes las pérdidas por este concepto en las cuentas financieras del Banco de la República y que se calculan en unos US$800 millones en 2013. También se traduce en incrementos en los costos de la deuda externa contratada por el sector público y privado. Adicionalmente, las perspectivas de una mayor devaluación tiende a ahuyentar a la inversión extranjera.
A pesar del aumento desaforado en la liquidez, el sistema financiero colombiano ha mantenido una política relativamente prudente en el otorgamiento del crédito. El crecimiento interanual de su cartera neta es de 15% anual, con una leve tendencia a la disminución. Al descomponerla, es de interés destacar que la cartera hipotecaria es la que mas crecía a finales de julio (+26% interanual), seguida de los microcréditos (19,4%), el crédito de consumo (12,3%), y el crédito comercial (11,5%). En una situación como la actual signada por una política monetaria bastante laxa, el sistema financiero debe manetener inalterable su ortodoxia a la hora de la aprobación de los préstamos.
No parecería sostenible para la Junta Directiva del Banco de la República mantener durante mucho tiempo adicional la actual política de crecimientos exuberantes en la liquidez sin sacrificar los logros en materia de control de la inflación y sin evitar burbujas ocasionadas por el exceso de endeudamiento en empresas y hogares.