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Los comunistas creen que por repetir una mentira multitud de veces ella se convierte en verdad. Pero tarde o temprano les sale el tiro por la culata.
 
Por ejemplo, cuando existía la tristemente recordada Unión Soviética los comunistas del mundo decían toda clase de mentiras sobre la vida en ese infierno. Una de ellas se relacionaba con sus grandes logros económicos. Mentiras sobre mentiras al respecto, al punto que hasta los propios servicios de inteligencia de su rival Estados Unidos se las creyeron. Y qué no decir de una infinidad de académicos e intelectuales en distintos países que las acogieron durante décadas sin ningún beneficio de inventario.

Pues bien, la Unión Soviética se desplomó por varias razones, pero una de las más importantes fue el desastre económico en que se había convertido el país después de décadas de comunismo. Para sorpresa de millones de seguidores en todo el planeta, nada de lo dicho por ese gobierno en relación con la economía tenía asidero en la verdad. Todo era una gran farsa alimentada por mentiras.

Los gobernantes comunistas de Cuba y Venezuela son dignos discípulos de los soviéticos en este tema de las mentiras. Son duchos en evadir la responsabilidad de los malos resultados de sus gobiernos, en cualquier campo que sea, a base de mentiras de todo tipo. Desde las más descaradas hasta las más piadosas.

El problema para ellos es que las mentiras acaban devolviéndoseles. En el caso de la reciente enfermedad de Hugo Chávez, las mentiras han sido el plato del día. La primera de ellas fue la relacionada con la gravedad de su enfermedad. Todos los voceros del gobierno venezolano declararon al unísono que Chávez no sufría de nada grave. Durante casi un mes, a pesar de la creciente evidencia que subrepticiamente se filtraba a los medios de comunicación, estos funcionarios caraduras dijeron que lo que le estaba pasando a su jefe no revestía gravedad alguna.

A esta mentira se añadió la relacionada con la inexplicable ausencia de Chávez de su país, y según la cual ello se debe a que el paciente está aprovechando uno de los mejores sistemas de salud del mundo. Esta gran mentira es ciertamente una ofensa para el sistema de salud de Venezuela que por lo visto no merece la confianza de quien ha regido por 12 años los destinos de ese país.

Pero, además, es una gran mentira que el sistema cubano de salud sea uno de los mejores del mundo. Para empezar, a Fidel y Raúl Castro siempre los tratan médicos no cubanos. Por otro lado, es más que sabido que Cuba se ha quedado completamente rezagada en tecnología de salud, no sólo en conocimientos médicos sino también en equipamiento e insumos utilizados en el ejercicio actual de esta noble profesión. Quien lo niegue es un mentiroso, así de simple. Que miles en América Latina repitan como loros esta gran mentira, sin siquiera haber ido a Cuba a percatarse de la situación, no la convierte en verdad.

El hecho es que Chávez, en este último episodio relacionado con su salud, sólo ha hablado bellezas del sistema de salud cubano y claro está no ha reconocido la verdadera razón de por qué se encuentra allá. Desde allá puede manipular (o al menos eso cree) el contenido de la información sobre su enfermedad. Es decir, desde Cuba puede mentir acerca de la naturaleza y gravedad de su enfermedad. Esa es la única ventaja que le ofrece Cuba.

Es así como después de mentir durante casi un mes, salió a declarar que efectivamente el mal que lo aqueja es grave y dio a entender que sería un cáncer con posibilidades de metástasis. Pero hasta ahí fue la información que dio. ¡Cómo le cuesta a este personaje soltar toda la verdad! Lo que dijo, porque ya no se podía tapar el sol con las manos, fue apenas una verdad a medias. A estas alturas, la gente todavía no sabe el origen de su enfermedad y las posibilidades de recuperación. Como no se ha dicho la verdad simple y escueta (y por parte del equipo médico no cubano que lo está tratando), las especulaciones siguen disparadas.

La última de ellas, que parece bien fundamentada, es la del diario El Periódico de Barcelona en la que se anota que Chávez sufre un cáncer de colon que ha perforado la pared intestinal y que le ha provocado una infección en el abdomen. Si esto es así, se trata de una enfermedad grave de reservado pronóstico. Pero aquí no para el cuento. Según este diario, Chávez fue operado primero por un cirujano cubano que lo intervino erróneamente como si se tratara de un absceso pélvico, lo cual agravó su lesión tumoral e impedirá que el paciente pueda recibir quimioterapia si la llegare a necesitar.

Si esta versión se ajusta a la verdad, el supuestamente maravilloso sistema de salud cubano habrá contribuido a complicarle su enfermedad. En realidad, otros en la situación de Chávez hubieran ido a Estados Unidos a tratarse. Ahí es donde existe la garantía de recibir la mejor atención médica del planeta, cuando de asuntos complejos de salud se trata. Pero Chávez fue consecuente con las mentiras que pregona. Lo que al final de cuentas le puede llegar a costar muy caro.