La Empresa de Acueductos y Alcantarillado de Bogotá es incapaz de cuidar y proteger lo que le corresponde, pero busca ahora extender su inoperancia a toda la ciudad.
El siguiente es apenas uno entre muchos ejemplos que ilustran el punto. El Canal de los Molinos recoge las aguas de los Cerros Orientales en las localidades de Usaquén y Suba. A ambos lados del Canal se extiende un Parque Metropolitano que lleva el mismo nombre. Hace aproximadamente un año y medio la EAAB terminó con el contrato de mantenimiento del Canal. El contratista siempre cumplió con la limpieza del Canal. Desde que se hizo cargo la EAAB solo una vez, y eso después de un gran ruego y pérdida de tiempo por parte de los vecinos, hubo una limpieza parcial.
Para hacer este cuento corto, hoy en día el Canal y sus zonas aledañas son un gran basurero. Los malos olores y las moscas proliferan. Los sedimentos crecen y crecen. En fin, la empresa, como buena empresa pública que es, haciéndose la de la vista gorda ante esta triste situación.
Del gerente de la EAAB Diego Bravo solo pronunciamientos sobre cómo ellos si se pueden hacer cargo de las basuras de Bogotá. ¿Qué clase de personaje es este gerente con estos grandiosos planes para una empresa que ni siquiera es capaz de mantener medio limpio este Canal y los demás que atraviesan a Bogotá y que son el epicentro de unos muy importantes parques públicos?
El alcalde Gustavo Petro habla de salvar el planeta con sus iniciativas ecológicas para Bogotá. Con un gran costo para el bolsillo de los bogotanos, resolvió unilateralmente dar por terminado el proyecto ya contratado del Transmilenio por la carrera séptima, y convertir esta vía en un especie de “corredor verde” con tranvías, sin importarle que con eso se le da un golpe a la integridad y coherencia del único sistema eficiente de transporte masivo que tiene la ciudad.
Pero volviendo al tema del Canal de los Molinos, tanto el alcalde como el gerente de la EAAB en lugar de preocuparse por mejorar los nichos ecológicos existentes en la ciudad con iniciativas, no solamente para mantenerlos limpios, sino para realzarlos aun mas, se desvelan con proyectos sin estudios previos como el del “corredor verde” de la séptima y que van en contravía de lo planificado y decidido con anterioridad.
Con lo de las basuras, Bogotá está actualmente en vilo. No se sabe qué va a pasar. El sistema de las concesiones por zonas ha funcionado. Sin embargo, según parece Petro y Bravo quieren acabar con eso también. Quieren que una empresa que ni siquiera es capaz de limpiar los canales, recoja las basuras de casi toda la ciudad y sea la responsable de cuidar los numerosos parques que por fortuna posee Bogotá.
El Canal de los Molinos y otros canales han dejado de ser tales para convertirse en inmundos caños. Cuán grande ha sido el retroceso desde el punto de vista ecológico de la ciudad originado en la desidia de la EAAB y de la Alcaldía frente a estas que son sus responsabilidades concretas y reales. Y cuán soberana la mentecatez de Petro y Bravo al proponer extender esta patética inoperancia al manejo de las basuras y al cuidado de los parques públicos.
Para hacer este cuento corto, hoy en día el Canal y sus zonas aledañas son un gran basurero. Los malos olores y las moscas proliferan. Los sedimentos crecen y crecen. En fin, la empresa, como buena empresa pública que es, haciéndose la de la vista gorda ante esta triste situación.
Del gerente de la EAAB Diego Bravo solo pronunciamientos sobre cómo ellos si se pueden hacer cargo de las basuras de Bogotá. ¿Qué clase de personaje es este gerente con estos grandiosos planes para una empresa que ni siquiera es capaz de mantener medio limpio este Canal y los demás que atraviesan a Bogotá y que son el epicentro de unos muy importantes parques públicos?
El alcalde Gustavo Petro habla de salvar el planeta con sus iniciativas ecológicas para Bogotá. Con un gran costo para el bolsillo de los bogotanos, resolvió unilateralmente dar por terminado el proyecto ya contratado del Transmilenio por la carrera séptima, y convertir esta vía en un especie de “corredor verde” con tranvías, sin importarle que con eso se le da un golpe a la integridad y coherencia del único sistema eficiente de transporte masivo que tiene la ciudad.
Pero volviendo al tema del Canal de los Molinos, tanto el alcalde como el gerente de la EAAB en lugar de preocuparse por mejorar los nichos ecológicos existentes en la ciudad con iniciativas, no solamente para mantenerlos limpios, sino para realzarlos aun mas, se desvelan con proyectos sin estudios previos como el del “corredor verde” de la séptima y que van en contravía de lo planificado y decidido con anterioridad.
Con lo de las basuras, Bogotá está actualmente en vilo. No se sabe qué va a pasar. El sistema de las concesiones por zonas ha funcionado. Sin embargo, según parece Petro y Bravo quieren acabar con eso también. Quieren que una empresa que ni siquiera es capaz de limpiar los canales, recoja las basuras de casi toda la ciudad y sea la responsable de cuidar los numerosos parques que por fortuna posee Bogotá.
El Canal de los Molinos y otros canales han dejado de ser tales para convertirse en inmundos caños. Cuán grande ha sido el retroceso desde el punto de vista ecológico de la ciudad originado en la desidia de la EAAB y de la Alcaldía frente a estas que son sus responsabilidades concretas y reales. Y cuán soberana la mentecatez de Petro y Bravo al proponer extender esta patética inoperancia al manejo de las basuras y al cuidado de los parques públicos.