El último pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI) es que la economía de España se contraerá 1,7% en 2012 y 0,3% en 2013.
Últimamente los pronósticos del FMI en relación con la economía global han pecado de optimistas. El hecho de que proyecte dos años de caída en el PIB da una idea de la profundidad de la crisis española. Algunos dicen que es más profunda que la de Italia.
Los más pesimistas en relación con España sostienen, que a diferencia de Italia, atraviesa por el reventón de una burbuja hipotecaria y de finca raíz, cuyo descomunal costo todavía se desconoce.
En diciembre de 2011, la cartera morosa del sistema financiero correspondía a 7,4% de la cartera total (en Colombia es 2,8%). Para España esta cifra es la más alta en 17 años, pero ahí no concluye el problema. Su tendencia es ascendente y en una situación de contracción económica lo debe serlo aún más. Los precios de las viviendas y de la finca raíz no han tocado fondo todavía.
Por otro lado el déficit del gobierno central bordea 8% del PIB y los aumentos de impuestos y recortes presupuestales tendrán que ser superiores a los inicialmente contemplados. Pero ojalá el problema se circunscribiera sólo al gobierno central.
Las díscolas provincias españolas hicieron fiesta con los recursos públicos durante muchos años. En la mayoría de ellas, la creciente descentralización y autonomía fue patente de corso para gastos descontrolados y endeudamientos desbordados. Así también se podría hacer referencia a la situación financiera de varias municipalidades.
También a diferencia de otros países como Italia, España tiene un muy grave problema de déficit en las finanzas públicas regionales. Hay que tener en cuenta que el boom hipotecario fortaleció a las finanzas regionales, situación esta que se revirtió rápidamente cuando estalló la burbuja.
El nuevo gobierno de Mariano Rajoy la tendrá durísimo en sus primeros dos o tres años. Una de sus mayores pruebas de fuego será una flexibilización a fondo del mercado laboral, un tema sobre el cual hay mucha tela de donde cortar.
No hay otra salida que el desmonte, así sea parcial, de las innumerables regulaciones y sobre costos que el estado bienestar le ha impuesto a la actividad económica. Pero ese es un tema que sigue siendo tabú en la Comunidad Europea, y más aun entre su aletargada dirigencia política, dentro de la cual la española no es propiamente la excepción.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Los más pesimistas en relación con España sostienen, que a diferencia de Italia, atraviesa por el reventón de una burbuja hipotecaria y de finca raíz, cuyo descomunal costo todavía se desconoce.
En diciembre de 2011, la cartera morosa del sistema financiero correspondía a 7,4% de la cartera total (en Colombia es 2,8%). Para España esta cifra es la más alta en 17 años, pero ahí no concluye el problema. Su tendencia es ascendente y en una situación de contracción económica lo debe serlo aún más. Los precios de las viviendas y de la finca raíz no han tocado fondo todavía.
Por otro lado el déficit del gobierno central bordea 8% del PIB y los aumentos de impuestos y recortes presupuestales tendrán que ser superiores a los inicialmente contemplados. Pero ojalá el problema se circunscribiera sólo al gobierno central.
Las díscolas provincias españolas hicieron fiesta con los recursos públicos durante muchos años. En la mayoría de ellas, la creciente descentralización y autonomía fue patente de corso para gastos descontrolados y endeudamientos desbordados. Así también se podría hacer referencia a la situación financiera de varias municipalidades.
También a diferencia de otros países como Italia, España tiene un muy grave problema de déficit en las finanzas públicas regionales. Hay que tener en cuenta que el boom hipotecario fortaleció a las finanzas regionales, situación esta que se revirtió rápidamente cuando estalló la burbuja.
El nuevo gobierno de Mariano Rajoy la tendrá durísimo en sus primeros dos o tres años. Una de sus mayores pruebas de fuego será una flexibilización a fondo del mercado laboral, un tema sobre el cual hay mucha tela de donde cortar.
No hay otra salida que el desmonte, así sea parcial, de las innumerables regulaciones y sobre costos que el estado bienestar le ha impuesto a la actividad económica. Pero ese es un tema que sigue siendo tabú en la Comunidad Europea, y más aun entre su aletargada dirigencia política, dentro de la cual la española no es propiamente la excepción.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).