Se burla de los venezolanos ante todo. Les esconde la naturaleza de su enfermedad. Los trata como menores de edad.
Se viene a la mente aquella vieja costumbre según la cual a los menores de edad no se les puede contar acerca de las enfermedades de los mayores. Se les informa solamente cuando el hecho se ha consumado. Cuando les toca asistir al entierro del pariente mayor que pasó a mejor vida, luego de meses de escuchar una serie de rumores sobre los cuales les estaba prohibido siquiera opinar (al menos en presencia de los mayores).
Si la enfermedad es grave pero el enfermo se cura, entonces, el menor de edad nunca se dio por enterado, y la vida sigue como si nada hubiera pasado. Si la enfermedad es grave y el enfermo desaparece de la faz de la tierra, se evita que el menor de edad se preocupe durante la convalecencia.
Así se manejan a los menores de edad en muchos sitios. El problema es que siempre los menores de edad son más sabidos y perspicaces de lo que creen sus mayores. Más temprano que tarde descubren la verdad, y el secreto se convierte en secreto a voces. Pero los mayores quedan tranquilos con la sola apariencia de verdad porque así evitan involucrarse en difíciles explicaciones e interpretaciones.
Tal ha sido el caso con la enfermedad de Chávez y la forma como su gobierno ha manejado el tema frente a los venezolanos. Mentiras van y mentiras vienen y entre más mentiras, mayores las especulaciones.
Una de ellas bien insólita es la de “altas fuentes de la inteligencia norteamericana”, que señalaron que Chávez “se encuentra en estado crítico; no grave, pero sí crítico y complicado”. ¿Habrá alguien que entienda la diferencia entre “grave” y “crítico y complicado”? Sin embargo, poco importa. A los menores de edad no solamente hay que mantenerlos desinformados sino también confundidos, no vaya a ser que se crean su propia verdad.
En Venezuela algunos menores de edad se han atrevido a decir que es inconstitucional que Chávez siga como Presidente después de más de 20 días de su desaparición en Cuba. Pero quién dijo que a los menores de edad se los gobierna con una Constitución en la mano. Acaso Chávez se ha ajustado a la Constitución en ocasiones anteriores. La forma inteligente de tratar a menores de edad es como lo hizo José Vicente Rangel cuando interrogado sobre esta inconstitucionalidad dijo que “Chávez regresará cuando se le de la gana”.
Y efectivamente, regresará cuando se le de la gana o cuando los médicos lo den de alta o cuando esté en condiciones de pensar o cuando pueda caminar sin mayores impedimentos, en fin, ¡qué más da! Lo que ha de pasar, ha de pasar. Lo importante para su gobierno por ahora, por encima de cualquier otra consideración, es proteger la “inocencia” de los menores de edad.
Si la enfermedad es grave pero el enfermo se cura, entonces, el menor de edad nunca se dio por enterado, y la vida sigue como si nada hubiera pasado. Si la enfermedad es grave y el enfermo desaparece de la faz de la tierra, se evita que el menor de edad se preocupe durante la convalecencia.
Así se manejan a los menores de edad en muchos sitios. El problema es que siempre los menores de edad son más sabidos y perspicaces de lo que creen sus mayores. Más temprano que tarde descubren la verdad, y el secreto se convierte en secreto a voces. Pero los mayores quedan tranquilos con la sola apariencia de verdad porque así evitan involucrarse en difíciles explicaciones e interpretaciones.
Tal ha sido el caso con la enfermedad de Chávez y la forma como su gobierno ha manejado el tema frente a los venezolanos. Mentiras van y mentiras vienen y entre más mentiras, mayores las especulaciones.
Una de ellas bien insólita es la de “altas fuentes de la inteligencia norteamericana”, que señalaron que Chávez “se encuentra en estado crítico; no grave, pero sí crítico y complicado”. ¿Habrá alguien que entienda la diferencia entre “grave” y “crítico y complicado”? Sin embargo, poco importa. A los menores de edad no solamente hay que mantenerlos desinformados sino también confundidos, no vaya a ser que se crean su propia verdad.
En Venezuela algunos menores de edad se han atrevido a decir que es inconstitucional que Chávez siga como Presidente después de más de 20 días de su desaparición en Cuba. Pero quién dijo que a los menores de edad se los gobierna con una Constitución en la mano. Acaso Chávez se ha ajustado a la Constitución en ocasiones anteriores. La forma inteligente de tratar a menores de edad es como lo hizo José Vicente Rangel cuando interrogado sobre esta inconstitucionalidad dijo que “Chávez regresará cuando se le de la gana”.
Y efectivamente, regresará cuando se le de la gana o cuando los médicos lo den de alta o cuando esté en condiciones de pensar o cuando pueda caminar sin mayores impedimentos, en fin, ¡qué más da! Lo que ha de pasar, ha de pasar. Lo importante para su gobierno por ahora, por encima de cualquier otra consideración, es proteger la “inocencia” de los menores de edad.