El jugador uruguayo hizo trampa en el juego del Mundial de Fútbol de Brasil entre la selección de su país Uruguay y la selección de Italia con su mordisco al defensor de este país Giorgio Chiellini.
1) Estamos hablando de un partido en el torneo mas importante del fútbol planetario que fue visto por cientos de millones de personas y por miles de millones si consideramos esa caja de resonancia que son las redes sociales.
2) Lo de Suárez NO fue resultado de una jugada en medio de la disputa por el balón. En estas jugadas se presentan roces inevitables y hechos impropios. Con el paso del tiempo, la Fifa y sus árbitros han ido afinando las sanciones para los abusos que se presentan en medio del calor de la disputa por el balón. Pero el caso de Suárez es diferente en el sentido de que en el momento de su condenable acto el balón se encontraba en otro lado, al igual que la mirada del árbitro.
3) Suárez aprovechó esta circunstancia para irse corriendo hacia Chiellini, quien en ese momento estaba a unos ocho metros y propinarle el mordisco. Luego hizo el show de tirarse al suelo como si la ofensa hubiera sido la del italiano, en un claro intento por confundir al árbitro. De hecho logró salirse con la suya puesto que el árbitro no se enteró en ese momento de la gravedad de lo sucedido, lo que hubiera ocasionado su inmediata expulsión y con lo que posiblemente se hubiera afectado el resultado del partido.
4) En el momento del mordisco de Suárez el partido entre Uruguay e Italia se encontraba empatado a ceros faltando mas o menos 12 minutos para cumplirse el tiempo reglamentario. Con este resultado Uruguay hubiera sido eliminado. Uruguay tenía su plantel completo en la cancha, mientras que Italia jugaba con un hombre menos por la expulsión de uno de sus jugadores. Sin embargo, la defensa italiana había logrado controlar los ataques de Uruguay. A los tres minutos del mordisco hubo desconcentración en la defensa italiana y Uruguay en un tiro de esquina logró el gol del triunfo.
5) El acto primitivo y salvaje de Suárez fue premeditado y no una reacción incontrolada espontánea. Lo hizo mientras sabía que el arbitró centraba su atención en otro lado de la cancha. Lo hizo en un momento clave del partido cuando la selección uruguaya estaba ad portas de ser eliminada. Con posterioridad al mordisco hizo todo un show para engañar al árbitro. Si hubiera sido un descontrolado acto impulsivo no hubiera tenido este ingrediente de fría racionalidad que muestra su conducta.
Vale la pena traer a colación el caso del jugador francés Zinedine Zidane en el Mundial de Alemania de 2006 en la final contra Italia. Terminando el partido, con la pelota en otro lado, se dejó provocar por unas irrespetuosas palabras que le dijo el jugador italiano Marco Materazzi. En una reacción espontánea, sin poder controlar su ira, le propinó un cabezazo a Materazzi. Zidane fue expulsado y luego sancionado con una multa y unas fechas de juego.
Lo de Zidane claramente no fue premeditado. Fue una respuesta inmediata a unas palabras irrespetuosas de un contrario. Su merecida expulsión fue determinante para el resultado negativo que tuvo Francia en lo que restaba del partido.
Lo de Suárez fue otra cosa. Tuvo todas las características de un acto delincuencial premeditado. Por la forma como lo hizo, no recibió el castigo que merecía en la cancha. Es mas, con su acto afectó negativamente el rendimiento del equipo rival puesto que alteró el ánimo y la concentración del líder de la defensa italiana.
Pero lo peor fue la reacción después del partido del entrenador de la selección de Uruguay Óscar Tabarez al decir que existe una “gran animosidad” contra Suárez y que en una copa mundo no hay lugar a “moralidades baratas”. Y luego la reacción del Presidente de ese país José Mujica negando que la mordida se produjo y que Suárez no fue seleccionado por ser filósofo, o mecánico o por sus buenas maneras. Pues claro que no fue seleccionado por eso. Pero si fue seleccionado para jugar limpia y honestamente en el torneo mas importante del fútbol mundial y mas aún si se tiene en cuenta que es el jugador mas emblemático de su país.
Lo indefensible no se puede defender. Acudir a un nacionalismo, ese si barato, es una salida muy impropia en este tipo de ocasiones. Es la tercera vez que Suárez reincide en sus mordiscos. En las otras dos ocasiones se supuso que se trató de una reacción espontánea e impulsiva. Fue sancionado y recibió ayuda psicológica. En esta ocasión Suárez lució en control de sí mismo, con pleno conocimiento de causa, en medio de una situación donde mucho mas estaba en juego que cuando los dos mordiscos anteriores.
Que si la sanción fue mucha, como alegan algunos, en realidad es lo de menos. En la apelación probablemente se reduzcan la multa y los meses por fuera de las canchas. Como sea, el mensaje que quiere dar la Fifa es que los actos impropios hechos a escondidas del árbitro y por fuera de donde está en disputa en balón son todos ellos de extrema gravedad. Y son, por lo tanto, merecedores de unas muy altas sanciones. Los jugadores que no entiendan esto sencillamente deben ser apartados de las canchas, así sean mas talentosos que Leonel Messi.