Nadie sabe cómo saldrá Italia del atolladero económico en el que se encuentra. Para efectos prácticos, el país está quebrado.
Italia tiene proporcionalmente una de las mayores deudas públicas entre las grandes economías. Es cercana a 130% del PIB. El gobierno federal de Estados Unidos bajo Barack Obama no está lejos de alcanzar este nivel (ya superó la barrera de 100% del PIB y la tendencia es explosiva), pero tiene a su disposición a la Reserva Federal y su capacidad de emitir sin control alguno (así sean funestas las consecuencias). El Banco Central Europeo, por el contrario, no tiene permitido financiar directamente los déficit fiscales de los países miembros sino a través de dispendiosos mecanismos indirectos.
Es cierto que el déficit fiscal anual de Italia no es muy alto. Se sitúa entre 3% y 4% del PIB. El problema es que ya la deuda pública es muy elevada y cualquier faltante presupuestal anual, por bajo que sea, impide que se la reduzca, el cual es el único camino razonable en las actuales circunstancias.
Pero además los otros tipos de deuda también se han incrementado significativamente. La deuda corporativa pasó de 96% del PIB en 2000 a más de 130% del PIB en 2011. A su vez, la deuda de hogares aumentó en igual período de 30% del PIB a cerca de 60% del PIB. Así las cosas, la deuda global de Italia actualmente supera más de 320% del PIB.
Durante años y años, la dolce vita con base en crecimientos de todas las deudas. La adopción del euro facilitó el endeudamiento adicional. Pero todo tiene su límite y los mercados se preguntan de dónde saldrán los recursos para refinanciar semejantes deudas en un país que para colmo de males ha dejado de crecer.
Entre 2000 y 2010 el crecimiento promedio del PIB de Italia fue de apenas 0,6% anual. El PIB per cápita aumentó un insignificante 0,1% durante toda la primera década de existencia del euro. Y esto, en momentos en que hubo auge económico mundial durante ocho de esos 10 años. Muchos le apuestan a que el PIB italiano se contraerá en los próximos diez años, lo que dificultará aún más el pago de tan onerosas deudas.
Finalmente para rematar lo que es indudablemente una situación económicamente insostenible, las tendencias demográficas no colaboran. Se prevé que la población declinará (de 51 millones actuales a 41 millones en 2050). Simultáneamente gracias a la dolce vita, la expectativa de vida sigue in crescendo. La de las mujeres es 83 años y la de los hombres no se queda muy atrás. A medida que pasen los años habrá cada vez más viejos pensionados quejumbrosos y exigentes y cada vez menos jóvenes que la suden para pagarles las cuentas.
Los mercados financieros por fin se han percatado que Italia no es económicamente viable. Como resultado, el gobierno y las empresas italianas pagan el triple por la refinanciación de sus deudas que sus vecinos del norte. Mientras tanto, este insolvente país persiste en mantener con retoques el modelo social demócrata que lo condujo a la ruina.
Un modelo social demócrata que llevó al país a una deuda global de 1.900.000 millones de euros. O sea la bicoca de 371.000 euros per cápita. Pero este per cápita no es la medida correcta. La población económicamente activa es 38% de la población total. O sea que la deuda que lleva sobre sus hombros cada italiano en condiciones de trabajar (aunque muchos están desempleados) es de 979.400 euros.
¿Cómo se las arreglarán los ingeniosos italianos para salir del problema? La verdad, por ahora ni siquiera se vislumbra un rayito de luz al final del túnel.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Es cierto que el déficit fiscal anual de Italia no es muy alto. Se sitúa entre 3% y 4% del PIB. El problema es que ya la deuda pública es muy elevada y cualquier faltante presupuestal anual, por bajo que sea, impide que se la reduzca, el cual es el único camino razonable en las actuales circunstancias.
Pero además los otros tipos de deuda también se han incrementado significativamente. La deuda corporativa pasó de 96% del PIB en 2000 a más de 130% del PIB en 2011. A su vez, la deuda de hogares aumentó en igual período de 30% del PIB a cerca de 60% del PIB. Así las cosas, la deuda global de Italia actualmente supera más de 320% del PIB.
Durante años y años, la dolce vita con base en crecimientos de todas las deudas. La adopción del euro facilitó el endeudamiento adicional. Pero todo tiene su límite y los mercados se preguntan de dónde saldrán los recursos para refinanciar semejantes deudas en un país que para colmo de males ha dejado de crecer.
Entre 2000 y 2010 el crecimiento promedio del PIB de Italia fue de apenas 0,6% anual. El PIB per cápita aumentó un insignificante 0,1% durante toda la primera década de existencia del euro. Y esto, en momentos en que hubo auge económico mundial durante ocho de esos 10 años. Muchos le apuestan a que el PIB italiano se contraerá en los próximos diez años, lo que dificultará aún más el pago de tan onerosas deudas.
Finalmente para rematar lo que es indudablemente una situación económicamente insostenible, las tendencias demográficas no colaboran. Se prevé que la población declinará (de 51 millones actuales a 41 millones en 2050). Simultáneamente gracias a la dolce vita, la expectativa de vida sigue in crescendo. La de las mujeres es 83 años y la de los hombres no se queda muy atrás. A medida que pasen los años habrá cada vez más viejos pensionados quejumbrosos y exigentes y cada vez menos jóvenes que la suden para pagarles las cuentas.
Los mercados financieros por fin se han percatado que Italia no es económicamente viable. Como resultado, el gobierno y las empresas italianas pagan el triple por la refinanciación de sus deudas que sus vecinos del norte. Mientras tanto, este insolvente país persiste en mantener con retoques el modelo social demócrata que lo condujo a la ruina.
Un modelo social demócrata que llevó al país a una deuda global de 1.900.000 millones de euros. O sea la bicoca de 371.000 euros per cápita. Pero este per cápita no es la medida correcta. La población económicamente activa es 38% de la población total. O sea que la deuda que lleva sobre sus hombros cada italiano en condiciones de trabajar (aunque muchos están desempleados) es de 979.400 euros.
¿Cómo se las arreglarán los ingeniosos italianos para salir del problema? La verdad, por ahora ni siquiera se vislumbra un rayito de luz al final del túnel.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).