Jugó el partido perfecto frente a Brasil en la Copa América. Sin embargo, la prensa en lugar de ponerle una calificación de 10 le puso 9.
Para los calificadores de la prensa deportiva no existe la máxima calificación de 10. Como gran máximo ponen 9. Estos personajes no se dan cuenta que si la escala para calificar va del 1 al 10, a veces hay que calificar con 1 y a veces hay que calificar con 10.
El caso del partido de Sánchez frente a Brasil se asemeja al de la comedia de cine de 1979 del director Blake Edwards de nombre “10”. Allí el protagonista queda obsesionado con la belleza de una mujer interpretada por Bo Derek. En un momento dado declara que en una escala de 1 al 10, a esa mujer le pondría un 11.
Pues bien, a Sánchez en el partido contra Brasil habría que ponerle un 11, pero como la escala va hasta 10, pues la calificación es 10. Pero no para los comentaristas deportivos. Para ellos la calificación máxima no existe en el fútbol. Solo unos seres humanos perfectos tendrían derecho a recibir tal distinción.
Si para la prensa deportiva 9 es la nota máxima entonces habría que cambiar la escala. Pero sería inoficioso porque entones a ningún jugador estos comentaristas le pondrían la nueva nota máxima de 9 sino una de 8. Así son de “agarrados”.
Para la gran mayoría de los aficionados al fútbol, que comprendemos que la perfección absoluta no es de este mundo, pero que valoramos lo hecho por un jugador cuando su desempeño es muy destacado, no hay el mas mínimo problema en calificar esas actuaciones con un 10.
Y efectivamente esa es la nota que en el partido contra Brasil se mereció Carlos Sánchez. ¡Qué bárbaro!
Los comentaristas deportivos, todos ellos sin excepción, deberían ser sancionados con unas fechas de inactividad por su falta de criterio al asignarle al jugador del Aston Villa la muy injusta nota de 9 en lugar de un aclamado 10.
El caso del partido de Sánchez frente a Brasil se asemeja al de la comedia de cine de 1979 del director Blake Edwards de nombre “10”. Allí el protagonista queda obsesionado con la belleza de una mujer interpretada por Bo Derek. En un momento dado declara que en una escala de 1 al 10, a esa mujer le pondría un 11.
Pues bien, a Sánchez en el partido contra Brasil habría que ponerle un 11, pero como la escala va hasta 10, pues la calificación es 10. Pero no para los comentaristas deportivos. Para ellos la calificación máxima no existe en el fútbol. Solo unos seres humanos perfectos tendrían derecho a recibir tal distinción.
Si para la prensa deportiva 9 es la nota máxima entonces habría que cambiar la escala. Pero sería inoficioso porque entones a ningún jugador estos comentaristas le pondrían la nueva nota máxima de 9 sino una de 8. Así son de “agarrados”.
Para la gran mayoría de los aficionados al fútbol, que comprendemos que la perfección absoluta no es de este mundo, pero que valoramos lo hecho por un jugador cuando su desempeño es muy destacado, no hay el mas mínimo problema en calificar esas actuaciones con un 10.
Y efectivamente esa es la nota que en el partido contra Brasil se mereció Carlos Sánchez. ¡Qué bárbaro!
Los comentaristas deportivos, todos ellos sin excepción, deberían ser sancionados con unas fechas de inactividad por su falta de criterio al asignarle al jugador del Aston Villa la muy injusta nota de 9 en lugar de un aclamado 10.