Los diferentes estamentos de las universidades públicas en Colombia actúan como vándalos cada vez que hacen una manifestación.
En la última manifestación en Bogotá, que fue supuestamente para pedir una mayor presupuesto del gobierno nacional para las universidades públicas, los estudiantes se dedicaron a pintar toda clase de estúpidos y absurdos graffitis en las edificaciones de las calles y avenidas por donde circularon. A los propietarios de las casas, edificios y comercios afectados se les causó un gran perjuicio. A la imagen de Bogotá y a sus habitantes también.
Estos seres humanos se parecen a aquellos niños traviesos que con lápices en mano pintorrean los libros a su alcance. Son vándalos con edad mental infantil. Se presentan a sí mismos como estudiantes universitarios. Y están solicitando más presupuesto.
¿Y quién los induce a tal comportamiento? Sus profesores, por supuesto. Estos profesores son más maduros. Sus edades mentales se asemejan a la de los adolescentes de conducta peligrosa. Son la cabeza detrás de los ataques a la fuerza pública con bombas y ácido, así como de secuestros al rector. Y también están solicitando más presupuesto.
Se dirá lo de siempre. “Son elementos infiltrados” en la comunidad académica. ¡Qué raro! Llevan infiltrados como 50 años. Porque pasan las décadas, y el comportamiento de profesores y alumnos de las universidades públicas sigue siendo el mismo. Igual de pueril y destructivo al de hace 50 años.
Estos seres humanos se parecen a aquellos niños traviesos que con lápices en mano pintorrean los libros a su alcance. Son vándalos con edad mental infantil. Se presentan a sí mismos como estudiantes universitarios. Y están solicitando más presupuesto.
¿Y quién los induce a tal comportamiento? Sus profesores, por supuesto. Estos profesores son más maduros. Sus edades mentales se asemejan a la de los adolescentes de conducta peligrosa. Son la cabeza detrás de los ataques a la fuerza pública con bombas y ácido, así como de secuestros al rector. Y también están solicitando más presupuesto.
Se dirá lo de siempre. “Son elementos infiltrados” en la comunidad académica. ¡Qué raro! Llevan infiltrados como 50 años. Porque pasan las décadas, y el comportamiento de profesores y alumnos de las universidades públicas sigue siendo el mismo. Igual de pueril y destructivo al de hace 50 años.