Protege y le da hospitalidad a la narcoguerrilla de las FARC. Permite que desde su territorio se realicen ataques contra Colombia.
Mientras eso sea así no habrá relaciones normales. Quienes en Colombia pregonan por un mejoramiento de las relaciones deben primero que todo decir si están de acuerdo hacerlo mientras el gobierno de Hugo Chávez siga permitiendo que su territorio sea una gran guarida para las FARC.
Según la versión del gobierno de Colombia, hay allí hasta 1.500 narcoterroristas de las FARC, incluidos varios cabecillas importantes. Los campamentos no son uno o dos sino decenas. No se trata de un aprovechamiento casual de una extensa frontera, sino de un abierto apoyo a esa organización que, además, lleva ya varios años.
Pero no solamente el gobierno de Venezuela desestima las pruebas y la posibilidad de una verificación internacional imparcial, sino que continúa con sus insultos al Presidente de Colombia Álvaro Uribe.
Este impasse internacional será sin duda uno de los más difíciles temas que tendrá que enfrentar el gobierno entrante de Juan Manuel Santos. Se trata de un impasse que sólo se arregla con compromisos serios, los cuales, ya es bien sabido, no están dentro de las prioridades del gobierno de Venezuela. Esa falta de seriedad es del mismo molde de la que ya sufrió Colombia en sus procesos de paz con las FARC.
Según la versión del gobierno de Colombia, hay allí hasta 1.500 narcoterroristas de las FARC, incluidos varios cabecillas importantes. Los campamentos no son uno o dos sino decenas. No se trata de un aprovechamiento casual de una extensa frontera, sino de un abierto apoyo a esa organización que, además, lleva ya varios años.
Pero no solamente el gobierno de Venezuela desestima las pruebas y la posibilidad de una verificación internacional imparcial, sino que continúa con sus insultos al Presidente de Colombia Álvaro Uribe.
Este impasse internacional será sin duda uno de los más difíciles temas que tendrá que enfrentar el gobierno entrante de Juan Manuel Santos. Se trata de un impasse que sólo se arregla con compromisos serios, los cuales, ya es bien sabido, no están dentro de las prioridades del gobierno de Venezuela. Esa falta de seriedad es del mismo molde de la que ya sufrió Colombia en sus procesos de paz con las FARC.