A pesar del bla bla bla de los dos gobiernos, y de aquello de su “nuevo mejor amigo”, en los dos primeros meses de 2011 mantuvieron su tendencia decreciente.
En enero–febrero de 2011 las exportaciones colombianas al país vecino disminuyeron 19,6% frente a igual período del año anterior. Si se excluye el gas natural de la Guajira, que Venezuela necesita cada vez con más desespero, el desplome fue de 33,3% sobre una base ya muy reducida.
Renglones que fueron muy importantes como alimentos procesados prácticamente desaparecieron. Otros que también lo fueron como químicos, plásticos, papel y confecciones están en un nivel que no se veía desde hace más de 15 años.
Venezuela ya no es un mercado significativo para Colombia después de que el Presidente Hugo Chávez expropió empresas colombianas y expresamente prohibió comprarle al vecino. Dentro del total de las exportaciones colombianas, aquellas con destino a Venezuela sólo representan actualmente 2,4%.
Chávez se las arregló para asestarle un gran golpe a un dinámico y próspero comercio bilateral. Los empresarios colombianos ya asimilaron el golpe y por fortuna han dirigido sus esfuerzos hacia otros destinos como Brasil, China, Perú, Chile y Centroamérica. Y ahora último con la aprobación de los TLC con Estados Unidos y Canadá volcarán sus energías hacía Norteamérica.
Venezuela no es un país confiable. No ofrece garantías para la planeación y continuidad de las actividades empresariales. Su comportamiento es el de un típica “banana republic”: un país sin reglas de juego y supeditado al humor de un dictador y sus burócratas.
Renglones que fueron muy importantes como alimentos procesados prácticamente desaparecieron. Otros que también lo fueron como químicos, plásticos, papel y confecciones están en un nivel que no se veía desde hace más de 15 años.
Venezuela ya no es un mercado significativo para Colombia después de que el Presidente Hugo Chávez expropió empresas colombianas y expresamente prohibió comprarle al vecino. Dentro del total de las exportaciones colombianas, aquellas con destino a Venezuela sólo representan actualmente 2,4%.
Chávez se las arregló para asestarle un gran golpe a un dinámico y próspero comercio bilateral. Los empresarios colombianos ya asimilaron el golpe y por fortuna han dirigido sus esfuerzos hacia otros destinos como Brasil, China, Perú, Chile y Centroamérica. Y ahora último con la aprobación de los TLC con Estados Unidos y Canadá volcarán sus energías hacía Norteamérica.
Venezuela no es un país confiable. No ofrece garantías para la planeación y continuidad de las actividades empresariales. Su comportamiento es el de un típica “banana republic”: un país sin reglas de juego y supeditado al humor de un dictador y sus burócratas.