El recién electo alcalde de Bogotá ha anunciado su intención de fusionar a la Empresa de Energía de Bogotá (EEB) con la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) y con la Empresa de Teléfonos de Bogotá (ETB).

 

Se lo dijo a Yamid Amat en una entrevista en el diario El Tiempo (4 de diciembre de 2012). El Grupo Energía de Bogotá tiene una participación de 51,1% en Codensa, que es la empresa que suministra energía eléctrica residencial a Bogotá y zonas de influencia, al igual que en la generadora Emgesa. En ambas empresas el otro accionista es el grupo español Endesa, que a su vez es el administrador.

El Grupo EEB es además dueño de la Transportadora de Gas Internacional (TGI) y de Transcogas. Posee participaciones accionarias minoritarias en Gas Natural, ISA, Isagen y Electrificadora del Meta. Y en Perú posee a Congas y es socio de ISA en las compañías de transmisión eléctrica Consorcio Transmantaro y Red de Energía de Perú.

Este grupo es, entonces, uno de los más grandes del país y ha funcionado ante todo como holding de una serie de empresas administradas por terceros. Por eso le ha ido bien. Genera excedentes que financian el gasto del Distrito Capital. Se ha expandido y capitalizado. Sus decisiones de inversión no se han dispersado sino que se han focalizado en energía eléctrica y gas natural. Esta holding es un gran patrimonio de todos los bogotanos.

Pero como hasta ahora el Grupo EEB ha funcionado correctamente, Petro propone destruir lo que con tanto esfuerzo se ha logrado colgándole nada menos y nada más que dos elefantes blancos, la EAAB y la ETB. Y de paso sugiere quitarle la administración de la energía eléctrica a Endesa.

Se trata de una vuelta a un pasado desastroso. Quienes tienen cierta edad y algo de memoria probablemente recordarán lo disfuncional y corrupto que era el servicio residencial de energía eléctrica de Bogotá en la época en que no se había privatizado. No había sector de la ciudad donde no se fuera la luz por lo menos dos o tres veces a la semanas y por varias horas. El robo de energía era escandaloso y la empresa no generaba excedentes.

 

En otras palabras, Petro quiere echar para atrás lo que si hizo bien el gobierno distrital en estos últimos años. Y lo que no ha producido buenos resultados como ha sido el caso de la EAAB y ETB tomarlo como el ejemplo a seguir.  

 

¿Qué pretende Petro? ¿Que Bogotá sea esclava de un gran sindicato público? ¿Que los políticos corruptos de la capital vuelvan a tomarse el servicio de energía? ¿Es esa izquierda retardataria la que representa el nuevo alcalde?

Aparentemente Petro, que sin haber sido alcalde aspira a ser Presidente, quiere volver al viejo sistema de recolección de basuras, o sea a la época cuando Bogotá era una de las ciudades más sucias del planeta. También ha sugerido retornar a ese lastimoso pasado cuando existía la Empresa Distrital de Buses como símbolo insuperable de ladronería y mal servicio.

Como si lo anterior fuera poco, Petro sólo piensa en cómo cobrarle nuevos impuestos a una ciudadanía que ya los sufraga altos. Peajes por todos lados y un nuevo tipo de impuesto de valorización. Seguramente no demora en solicitar aumentos en el de industria y comercio. Típico de esa izquierda como la suya. Todos los problemas se resuelven, no administrando mejor y más sabiamente los recursos disponibles, sino con más y más tributación para darle gusto a los sindicatos oficiales y para pagar por unas iniciativas caprichosas que de implementarse crearían unos gigantescos déficit fiscales y un gran deterioro en la calidad de vida de la ciudad.

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