Para coronar el infortunio brasilero, será su eterna rival Argentina la que representará en el estadio de Maracaná a América Latina en la final contra Alemania.
La afición brasilera debe estar levantando plegarias al cielo para que sea Alemania la que se corone campeona mundial. Pero el Papa no es brasilero.
Bien merecida su suerte la tiene la odiosa y huraña selección brasilera. Bien merecido el corrupto gobierno de Dilma Rousseff que gastó el doble de lo que ha debido ser en la organización del Mundial de Fútbol. Sobrecostos de 100% o incluso mas y de lo cual un buen porcentaje para financiar su campaña de reelección. Esos sobrecostos se estiman conservadoramente en US$6.000 millones.
Es curioso que las preferencias en América Latina estén a favor del fútbol brasilero y muy en contra del fútbol argentino. Pero en el caso de este mundial, esas preferencias estaban mal fundamentadas. El buen fútbol no era el de Brasil. Arañando y a punta de faltas y tarjetas amarillas llegó hasta las semifinales.
Entre otras, los equipos de estas semifinales con mas faltas y tarjetas amarillas a su haber han sido Brasil y Holanda. Los mas limpios, los de juego menos mañoso, Alemania y Argentina. En esta ocasión, llegaron hasta la final los de mejor fútbol.
Es curioso que las preferencias en América Latina estén a favor del fútbol brasilero y muy en contra del fútbol argentino. Pero en el caso de este mundial, esas preferencias estaban mal fundamentadas. El buen fútbol no era el de Brasil. Arañando y a punta de faltas y tarjetas amarillas llegó hasta las semifinales.
Entre otras, los equipos de estas semifinales con mas faltas y tarjetas amarillas a su haber han sido Brasil y Holanda. Los mas limpios, los de juego menos mañoso, Alemania y Argentina. En esta ocasión, llegaron hasta la final los de mejor fútbol.