Desde la noche de la primera vuelta hasta tres días después Santos se metió indebidamente en rancho ajeno para intentar opacar el impacto de la alta votación de Marta Lucía Ramírez y de su alianza con Oscar Iván Zuluaga.
Que tan predecible es el candidato-Presidente con sus trucos. Después de conocerse los resultados de la primera vuelta, o sea el 25 de mayo de 2014, vinieron los discursos de los candidatos. Primero los de los perdedores y luego el del ganador. Habló Enrique Peñalosa quien obtuvo la quinta votación y posteriormente Clara López quien obtuvo la cuarta votación. Ambos recibieron la total atención de los medios. Hasta aquí ningún problema
Después le correspondió el turno a Marta Lucía quien obtuvo la tercera votación. Lo de ella era importante porque contra toda clase de obstáculos promovidos desde la Presidencia logró una significativa votación. Apenas había empezado a hablar ante las cámaras y por la radio cuando fue abruptamente interrumpida por Santos. El candidato-Presidente saltó a la palestra a echar su discurso, sin esperar que la candidata terminara el suyo, que era lo que correspondía y lo que se usa en todos los países democráticos del planeta.
Quienes deseaban escuchar a su candidata, sus numerosos votantes y otros interesados, se quedaron viendo un chispero con la interrupción de Santos. ¿Por qué ese afán de quitarle ‘prime time’ de televisión a Marta Lucía? Sin duda, anticipaba que la candidata apoyaría a Zuluaga y como sea había que impedirle la celebración de sus buenos resultados ante la vasta audiencia de la televisión y la radio.
No contento con lo que hizo ese día, el candidato-Presidente se dio a la tarea de boicotear la noticia de la alianza entre Marta Lucía y Zuluaga que habría de darse tres días después. Empezó a recoger congresistas conservadores, aquellos “comprados” a punta de “mermelada”, para hacer un show en el Palacio de Nariño ese mismo día, con recomendaciones precisas a sus títeres de “la gran prensa” sobre la orientación de los titulares.
Había que lograr a toda costa que los titulares fueran el de la división del Partido Conservador entre los partidarios suyos y los de Zuluaga y no el de la alianza entre Marta Lucía y Zuluaga.
¿Qué hace Santos metido en rancho ajeno manipulando de esa manera el proceso decisorio de un Partido que no es el suyo? Pero la gente no es boba, decía el filósofo de Buga. Estas actuaciones marrulleras no solo desdicen de la condición personal de quien las hace, sino que animarán aún mas a la base conservadora a depositar su voto en esta segunda vuelta en contra de quien las hace.
Después le correspondió el turno a Marta Lucía quien obtuvo la tercera votación. Lo de ella era importante porque contra toda clase de obstáculos promovidos desde la Presidencia logró una significativa votación. Apenas había empezado a hablar ante las cámaras y por la radio cuando fue abruptamente interrumpida por Santos. El candidato-Presidente saltó a la palestra a echar su discurso, sin esperar que la candidata terminara el suyo, que era lo que correspondía y lo que se usa en todos los países democráticos del planeta.
Quienes deseaban escuchar a su candidata, sus numerosos votantes y otros interesados, se quedaron viendo un chispero con la interrupción de Santos. ¿Por qué ese afán de quitarle ‘prime time’ de televisión a Marta Lucía? Sin duda, anticipaba que la candidata apoyaría a Zuluaga y como sea había que impedirle la celebración de sus buenos resultados ante la vasta audiencia de la televisión y la radio.
No contento con lo que hizo ese día, el candidato-Presidente se dio a la tarea de boicotear la noticia de la alianza entre Marta Lucía y Zuluaga que habría de darse tres días después. Empezó a recoger congresistas conservadores, aquellos “comprados” a punta de “mermelada”, para hacer un show en el Palacio de Nariño ese mismo día, con recomendaciones precisas a sus títeres de “la gran prensa” sobre la orientación de los titulares.
Había que lograr a toda costa que los titulares fueran el de la división del Partido Conservador entre los partidarios suyos y los de Zuluaga y no el de la alianza entre Marta Lucía y Zuluaga.
¿Qué hace Santos metido en rancho ajeno manipulando de esa manera el proceso decisorio de un Partido que no es el suyo? Pero la gente no es boba, decía el filósofo de Buga. Estas actuaciones marrulleras no solo desdicen de la condición personal de quien las hace, sino que animarán aún mas a la base conservadora a depositar su voto en esta segunda vuelta en contra de quien las hace.