El Presidente Rafael Correa incumplió con su promesa de finalizar el racionamiento para las navidades de 2009.
Ese incumplimiento produjo la renuncia del ministro de Electricidad Esteban Albornoz. Pero el principal causante de los hechos recientes fue Correa con su demagogia. Es cierto que en diciembre se inició el período de lluvias, las que deben ser más intensas que de costumbre gracias al fenómeno de El Niño. Pero el inicio de las lluvias no es suficiente para terminar con el racionamiento.
En primer lugar, el sistema de generación de energía eléctrica de Ecuador es muy endeble. A las plantas térmicas no se les ha hecho mantenimiento y la capacidad de generación no se ha expandido un solo megavatio en los últimos años. Es un sistema sobre dependiente de la central hidroeléctrica de Paute. Si por cualquier razón el nivel de ese embalse cae a un mínimo, el sistema queda en una situación de alta vulnerabilidad, tal como ocurre actualmente.
Con el inicio de las lluvias y un leve aumento en el nivel de Paute, el gobierno pecó de optimista. Dio por terminado el racionamiento en Guayaquil y anunció que para las navidades terminaría la pesadilla del racionamiento.
Como dicen las abuelas, sucedió lo que tenía que suceder. El aumento de la demanda por el cese del racionamiento de Guayaquil se chupó en un minuto el mayor nivel que había logrado el embalse de Paute. A lo anterior se agregó que la turbina paralizada de la central San Francisco, que tiene una capacidad de 106MW, no entró en operación como debía haberlo hecho. Y Colombia, claramente afectada por la disminución de las lluvias que inefablemente le ocasiona el fenómeno de El Niño, se ha visto forzada a suspender sus exportaciones de electricidad, las que han llegado a representar hasta un 10% del consumo de Ecuador.
El nuevo ministro de Energía de Ecuador Miguel Calahorrano visitó a Colombia para asegurar que este país le suministrará un mínimo de energía, especialmente durante navidades y año nuevo. La nueva promesa de Correa es que no habrá racionamiento del 24 al 27 de diciembre y del 31 de diciembre al 3 de enero. Pero eso sólo es posible con el aporte de la energía colombiana.
El problema es que el nivel promedio de los embalses de las presas colombianas ha descendido nuevamente en los últimos días. Según la empresa XM Expertos en Mercados, se ha pasado de niveles cercanos a 70% a finales de noviembre a 65% a mediados de diciembre. Y si bien es cierto que parte del descenso se origina en el mantenimiento de unas plantas térmicas que deberán estar listas para la emergencia que se avecina con el muy intenso verano de los próximos meses que traerá El Niño, de todas maneras el nivel no está muy lejos del nivel crítico de 56.2%.
O sea que si Colombia le exporta energía eléctrica a Ecuador durante las actuales festividades sería un arriesgado favor que le hace. Lástima que los ecuatorianos no lo reconozcan como tal. En cambio, con bombos y platillos anuncian que Venezuela les donó unos bombillos y que Cuba le cederá unas plantas eléctricas que no existen. ¡Y presentan el ridículo aporte venezolano y cubano como solución al racionamiento!
En primer lugar, el sistema de generación de energía eléctrica de Ecuador es muy endeble. A las plantas térmicas no se les ha hecho mantenimiento y la capacidad de generación no se ha expandido un solo megavatio en los últimos años. Es un sistema sobre dependiente de la central hidroeléctrica de Paute. Si por cualquier razón el nivel de ese embalse cae a un mínimo, el sistema queda en una situación de alta vulnerabilidad, tal como ocurre actualmente.
Con el inicio de las lluvias y un leve aumento en el nivel de Paute, el gobierno pecó de optimista. Dio por terminado el racionamiento en Guayaquil y anunció que para las navidades terminaría la pesadilla del racionamiento.
Como dicen las abuelas, sucedió lo que tenía que suceder. El aumento de la demanda por el cese del racionamiento de Guayaquil se chupó en un minuto el mayor nivel que había logrado el embalse de Paute. A lo anterior se agregó que la turbina paralizada de la central San Francisco, que tiene una capacidad de 106MW, no entró en operación como debía haberlo hecho. Y Colombia, claramente afectada por la disminución de las lluvias que inefablemente le ocasiona el fenómeno de El Niño, se ha visto forzada a suspender sus exportaciones de electricidad, las que han llegado a representar hasta un 10% del consumo de Ecuador.
El nuevo ministro de Energía de Ecuador Miguel Calahorrano visitó a Colombia para asegurar que este país le suministrará un mínimo de energía, especialmente durante navidades y año nuevo. La nueva promesa de Correa es que no habrá racionamiento del 24 al 27 de diciembre y del 31 de diciembre al 3 de enero. Pero eso sólo es posible con el aporte de la energía colombiana.
El problema es que el nivel promedio de los embalses de las presas colombianas ha descendido nuevamente en los últimos días. Según la empresa XM Expertos en Mercados, se ha pasado de niveles cercanos a 70% a finales de noviembre a 65% a mediados de diciembre. Y si bien es cierto que parte del descenso se origina en el mantenimiento de unas plantas térmicas que deberán estar listas para la emergencia que se avecina con el muy intenso verano de los próximos meses que traerá El Niño, de todas maneras el nivel no está muy lejos del nivel crítico de 56.2%.
O sea que si Colombia le exporta energía eléctrica a Ecuador durante las actuales festividades sería un arriesgado favor que le hace. Lástima que los ecuatorianos no lo reconozcan como tal. En cambio, con bombos y platillos anuncian que Venezuela les donó unos bombillos y que Cuba le cederá unas plantas eléctricas que no existen. ¡Y presentan el ridículo aporte venezolano y cubano como solución al racionamiento!
Todo indica que ese racionamiento se extenderá hasta febrero. Y eso siempre y cuando llueva profusamente y el gobierno ecuatoriano sea capaz de poner plenamente en funcionamiento sus destartaladas térmicas. Pero, además, si el actual racionamiento es insuficiente para producir un aumento significativo del nivel del embalse de Paute, entonces, se corre el riesgo de no aprovechar el invierno para darle confiabilidad al sistema de generación y poder enfrentar sin contratiempos el próximo verano, a mediados de 2010.
A más largo plazo, no existe planes concretos y proyectos en marcha que lleven a pensar que Ecuador está ad portas de solucionar su crisis energética. El actual gobierno se ha caracterizado por la demagogia, la procrastinación y la desidia a la hora de implementar soluciones concretas.
A más largo plazo, no existe planes concretos y proyectos en marcha que lleven a pensar que Ecuador está ad portas de solucionar su crisis energética. El actual gobierno se ha caracterizado por la demagogia, la procrastinación y la desidia a la hora de implementar soluciones concretas.