Es un país que se ha especializado en robarle a inversionistas extranjeros desde décadas atrás. Lo sigue haciendo con gran desparpajo. Ahora la víctima es Repsol de España.
Sigue vigente aquello de que invertir en Argentina equivale a dar pan a perro ajeno: Se pierde el pan y se pierde el perro. Pero pasan los años y esta lección se olvida y vuelve y se repite la historia de inversionistas extranjeros vilmente expoliados. Los argentinos de ahora son iguales a los de hace seis o siete décadas, cuando bajo la batuta de ese amigo de Adolfo Hitler el dictador Juan Domingo Perón resolvieron expropiar sin indemnizar a toda clase de intereses extranjeros.
Después los argentinos se dieron a la tarea de expoliar a los compradores de sus bonos soberanos y a prestamistas del exterior. Masivas devaluaciones dejaron en los rines a otros acreedores. Lo increíble es que todavía haya extranjeros que se dejen engatusar.
En el caso mas reciente, el gobierno argentino resolvió de manera arbitraria expropiar los intereses mayoritarios de Repsol en la empresa energética YPF. Lo que le van a retribuir a los españoles es menos de la mitad de lo que vale su participación en condiciones normales de mercado.
Al tiempo que anunciaba esta expropiación, la Presidente Cristina de Kirchner amenazaba a otras empresas españolas que tienen intereses en su país, como Telefónica. Es realmente patético como después de este tercermundista espectáculo en un país que se auto califica como uno de los más civilizados del planeta y uno de los mas avanzados de América Latina, todavía haya argentinos que se sorprendan de por qué sus vecinos Chile, Brasil y Uruguay si progresan, mientras ellos permanecen relativamente estancados.
Parte del problema actual se refiere a un deterioro de la situación económica luego de agotarse el efecto de varios años de políticas populistas irresponsables. Entonces, lo de siempre. Sofismas de distracción como lo de las Islas Falkland (o Islas Malvinas para quienes pretenden robárselas) y enfrentamientos con inversionistas extranjeros. Burdas exaltaciones a un mal entendido nacionalismo. Vuelve y se escucha el mismo sainete.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Después los argentinos se dieron a la tarea de expoliar a los compradores de sus bonos soberanos y a prestamistas del exterior. Masivas devaluaciones dejaron en los rines a otros acreedores. Lo increíble es que todavía haya extranjeros que se dejen engatusar.
En el caso mas reciente, el gobierno argentino resolvió de manera arbitraria expropiar los intereses mayoritarios de Repsol en la empresa energética YPF. Lo que le van a retribuir a los españoles es menos de la mitad de lo que vale su participación en condiciones normales de mercado.
Al tiempo que anunciaba esta expropiación, la Presidente Cristina de Kirchner amenazaba a otras empresas españolas que tienen intereses en su país, como Telefónica. Es realmente patético como después de este tercermundista espectáculo en un país que se auto califica como uno de los más civilizados del planeta y uno de los mas avanzados de América Latina, todavía haya argentinos que se sorprendan de por qué sus vecinos Chile, Brasil y Uruguay si progresan, mientras ellos permanecen relativamente estancados.
Parte del problema actual se refiere a un deterioro de la situación económica luego de agotarse el efecto de varios años de políticas populistas irresponsables. Entonces, lo de siempre. Sofismas de distracción como lo de las Islas Falkland (o Islas Malvinas para quienes pretenden robárselas) y enfrentamientos con inversionistas extranjeros. Burdas exaltaciones a un mal entendido nacionalismo. Vuelve y se escucha el mismo sainete.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).