Sus exportaciones e importaciones se contrajeron en junio de 2013, lo que es un indicio de la desaceleración tanto de la economía mundial como la del gigante asiático.
Las exportaciones cayeron 3,1% frente a igual mes del año anterior, lo que estuvo muy por debajo del crecimiento de 4% que esperaban los analistas. Los resultados de junio llegan después de un lánguido aumento interanual de 1% en mayo.
En el caso de las importaciones, cayeron en junio 0.7% luego de un descenso en mayo de 0.3%. Indudablemente China ha dejado de ser el motor de crecimiento de la economía mundial que fuera durante años anteriores.
Recientemente han proliferado las dudas sobre la vulnerabilidad de la economía de China. Se hace mención en especial a los elevadísimos niveles de deuda de hogares y empresas, particularmente las públicas, así como a la infinidad de inversiones gigantescas impulsadas por el sector público sin consideración alguna a un retorno económico a corto y mediano plazo. Son frecuentes las alusiones a la gran debilidad de su sistema financiero.
Por otro lado, han crecido las preocupaciones sobre la abrumadora degradación ambiental que ha ido de la mano del esfuerzo de industrialización de China. Paralelamente, la política de control de la natalidad por parte del gobierno ha llevado a un envejecimiento de la población antes de que el país haya alcanzado siquiera niveles de riqueza per cápita intermedios, lo que sin duda se constituirá en un freno al crecimiento económico en un futuro no lejano.
Por primera vez en más de una década, los inversionistas y empresarios internacionales han empezado a mirar a Estados Unidos como un lugar mas atractivo que China y ello ha empezado a reflejarse en una reversión de los flujos de capital.
Empiezan a evidenciarse, de esta manera, las innumerables limitaciones del llamado “capitalismo estatal chino”, un modelo que en su momento cautivó a algunos intelectuales hostiles al liderazgo económico y político de Estados Unidos en el planeta.
En el caso de las importaciones, cayeron en junio 0.7% luego de un descenso en mayo de 0.3%. Indudablemente China ha dejado de ser el motor de crecimiento de la economía mundial que fuera durante años anteriores.
Recientemente han proliferado las dudas sobre la vulnerabilidad de la economía de China. Se hace mención en especial a los elevadísimos niveles de deuda de hogares y empresas, particularmente las públicas, así como a la infinidad de inversiones gigantescas impulsadas por el sector público sin consideración alguna a un retorno económico a corto y mediano plazo. Son frecuentes las alusiones a la gran debilidad de su sistema financiero.
Por otro lado, han crecido las preocupaciones sobre la abrumadora degradación ambiental que ha ido de la mano del esfuerzo de industrialización de China. Paralelamente, la política de control de la natalidad por parte del gobierno ha llevado a un envejecimiento de la población antes de que el país haya alcanzado siquiera niveles de riqueza per cápita intermedios, lo que sin duda se constituirá en un freno al crecimiento económico en un futuro no lejano.
Por primera vez en más de una década, los inversionistas y empresarios internacionales han empezado a mirar a Estados Unidos como un lugar mas atractivo que China y ello ha empezado a reflejarse en una reversión de los flujos de capital.
Empiezan a evidenciarse, de esta manera, las innumerables limitaciones del llamado “capitalismo estatal chino”, un modelo que en su momento cautivó a algunos intelectuales hostiles al liderazgo económico y político de Estados Unidos en el planeta.