Los políticos y los medios de comunicación han propagado la equivocada idea de que el fallo de La Haya le despojó a los colombianos sus derechos sobre una inmensa plataforma marítima.
Esos derechos nunca existieron. El territorio que Colombia alega le fue despojado por el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) nunca fue de Colombia. Siempre fue un territorio en disputa. Nunca hubo una frontera establecida que reconociera una plataforma marítima como la que políticos y medios de comunicación sostienen que el fallo de La Haya le quitó a Colombia.
Después del manejo altamente irresponsable que se le ha dado a este tema, ¿cómo persuadir a los colombianos de que eso que dicen que era suyo no era suyo? Difícil sino imposible si todos los políticos al unísono y todos los medios de comunicación también al unísono propagan la ficción de que a Colombia le robaron un gran pedazo de su territorio marítimo.
La salida del Presidente Juan Manuel Santos de “acatar pero no aplicar” el fallo de La Haya es un ex abrupto jurídico y llevó a que Nicaragua presentara una nueva demanda para que se le reconozca su frontera marítima mas allá de las 200 millas. En últimas, lo que pretende el país centroamericano es que sea la CIJ la que fije el “rumbo exacto” de la plataforma continental de ambos países.
Hasta ahora Colombia se ha comportado en este tema como si fuera un paria internacional. Ha pretendido apoderarse de un territorio marítimo que le pertenece a Nicaragua por ser el país con una mucha mayor presencia de costa en esas aguas. Y luego olímpicamente desacata lo fallado por la CIJ a la cual concurrió voluntariamente para dirimir esta disputa territorial.
Una de las grandes ficciones que ha rodeado este tema es la de que el Meridiano 82 era la frontera entre Colombia y Nicaragua. Se trató de un invento de Alfonso López Michelsen cuando fue Canciller por allá en 1969. Pero esa fue una decisión unilateral de Colombia, una de las tantas ficciones alrededor de este caso. No existe base jurídica alguna que respalde la tesis colombiana de que el Meridiano 82 pueda ser un límite entre los dos países.
Y así con otras ficciones que se han inventado los políticos y los medios de comunicación colombianos. Otra de ellas tienen que ver con la acusación, sin presentar la mas mínima prueba, de que los miembros de la CIJ son unos deshonestos que recibieron dinero de Nicaragua. Hasta este grado de infantilismo se ha llegado.
Otra ficción es que el fallo de La Haya vulnera los derechos de países como Costa Rica con quien Colombia firmó un tratado de delimitación marítima en 1977. Tal como lo sostiene el columnista del diario El Tiempo Pedro Medellín, ese país nunca estuvo dispuesto a ratificar dicho tratado. Ni tampoco Honduras o Panamá han considerado que sus derechos están en peligro después del fallo. Pero los medios de comunicación colombianos se han dado a la tarea de hacerle creer a sus lectores que los otros vecinos de Nicaragua son solidarios con la causa colombiana. Solo risa produce este intento de tergiversar la realidad.
Para todos los países de la región lo mas importante es que Colombia y Nicaragua resuelvan el tema por las buenas y eso solo es posible con la aceptación del fallo. Al preguntársele al escritor Mario Vargas Llosa en la revista Bocas (septiembre de 2013) sobre lo que piensa al respecto dijo que “si los países se someten a la Corte Internacional de la Haya y aceptan su jurisdicción hay que acatar sus fallos. Ahora vendrá muy pronto el fallo de Perú y Chile, y los países se han comprometido a aceptarlo. Habrá que aceptarlo para que eso quede atrás y se pueda seguir avanzando. Es eso lo que de verdad importa.”
Después del manejo altamente irresponsable que se le ha dado a este tema, ¿cómo persuadir a los colombianos de que eso que dicen que era suyo no era suyo? Difícil sino imposible si todos los políticos al unísono y todos los medios de comunicación también al unísono propagan la ficción de que a Colombia le robaron un gran pedazo de su territorio marítimo.
La salida del Presidente Juan Manuel Santos de “acatar pero no aplicar” el fallo de La Haya es un ex abrupto jurídico y llevó a que Nicaragua presentara una nueva demanda para que se le reconozca su frontera marítima mas allá de las 200 millas. En últimas, lo que pretende el país centroamericano es que sea la CIJ la que fije el “rumbo exacto” de la plataforma continental de ambos países.
Hasta ahora Colombia se ha comportado en este tema como si fuera un paria internacional. Ha pretendido apoderarse de un territorio marítimo que le pertenece a Nicaragua por ser el país con una mucha mayor presencia de costa en esas aguas. Y luego olímpicamente desacata lo fallado por la CIJ a la cual concurrió voluntariamente para dirimir esta disputa territorial.
Una de las grandes ficciones que ha rodeado este tema es la de que el Meridiano 82 era la frontera entre Colombia y Nicaragua. Se trató de un invento de Alfonso López Michelsen cuando fue Canciller por allá en 1969. Pero esa fue una decisión unilateral de Colombia, una de las tantas ficciones alrededor de este caso. No existe base jurídica alguna que respalde la tesis colombiana de que el Meridiano 82 pueda ser un límite entre los dos países.
Y así con otras ficciones que se han inventado los políticos y los medios de comunicación colombianos. Otra de ellas tienen que ver con la acusación, sin presentar la mas mínima prueba, de que los miembros de la CIJ son unos deshonestos que recibieron dinero de Nicaragua. Hasta este grado de infantilismo se ha llegado.
Otra ficción es que el fallo de La Haya vulnera los derechos de países como Costa Rica con quien Colombia firmó un tratado de delimitación marítima en 1977. Tal como lo sostiene el columnista del diario El Tiempo Pedro Medellín, ese país nunca estuvo dispuesto a ratificar dicho tratado. Ni tampoco Honduras o Panamá han considerado que sus derechos están en peligro después del fallo. Pero los medios de comunicación colombianos se han dado a la tarea de hacerle creer a sus lectores que los otros vecinos de Nicaragua son solidarios con la causa colombiana. Solo risa produce este intento de tergiversar la realidad.
Para todos los países de la región lo mas importante es que Colombia y Nicaragua resuelvan el tema por las buenas y eso solo es posible con la aceptación del fallo. Al preguntársele al escritor Mario Vargas Llosa en la revista Bocas (septiembre de 2013) sobre lo que piensa al respecto dijo que “si los países se someten a la Corte Internacional de la Haya y aceptan su jurisdicción hay que acatar sus fallos. Ahora vendrá muy pronto el fallo de Perú y Chile, y los países se han comprometido a aceptarlo. Habrá que aceptarlo para que eso quede atrás y se pueda seguir avanzando. Es eso lo que de verdad importa.”