Después de varios días del atentado del avión señaló que su país está en guerra contra “una red de violencia y odio”.
Esa “red” no es otra cosa que Al Qaeda, una de las más tenebrosas organizaciones terroristas islámicas. Su último atentado en territorio de Estados Unidos fue el 24 de diciembre. A las pocas horas del atentado, todo el mundo sin excepción, incluido los medios de comunicación, sabían que el terrorista que intentó derribar el avión de pasajeros que cubría la ruta Amsterdam-Detroit era un radical islámico que había estado en Yemen para entrenarse con Al Queda.
Obama ha sido especialmente lento en reaccionar y cuando lo hizo utilizó un lenguaje ambiguo. Nueve días después del atentado del avión señaló: “Sabemos que (el acusado del atentado) viajó a Yemen, un país que es presa de una gran pobreza e insurrecciones mortíferas”. Resulta que Yemen no es de los países más pobres del planeta, pero si es de los que se venden al mejor postor. Estas palabras de Obama son para justificar a Yemen, un país islámico, de algo que no tiene justificación: servir de base de operaciones de Al Qaeda.
Pero lo más interesante de destacar sobre este incidente es que en sus distintos pronunciamiento Obama nunca mencionó las palabras “terrorismo” o “terrorista”. Así ha sido también con otros incidentes donde están involucrados terroristas islámicos. En el leguaje de Obama los actos terroristas de grupos radicales islámicos son realizados por unos seres grises, anónimos, sin creencias, afectados por sentimientos de odio. Pero resulta que lo que distingue y motiva a esos seres es su pertenencia a una religión, el Islam. Es su interpretación de los dogmas de la religión a la cual pertenecen que los lleva a suicidarse, asesinando de paso al mayor número posible de indefensos civiles.
Obama tiene un origen islámico. Ojalá su caso no sea parecido al de los musulmanes moderados, muchos de los cuales toleran o no rechazan abiertamente a los grupos radicales que habitan en el seno de su religión, incluido Al Qaeda. Consideran que esos radicales no son otra cosas que “ovejas descarriadas”. Sin embargo, estas “ovejas” son lobos con piel de oveja. No por llamarlas “ovejas” dejarán de ser “lobos”. Ni por ser “nice” con la religión islámica dejarán de atentar contra Estados Unidos. Al contrario, la ambigüedad de Obama los motivará aún más. La interpretarán como debilidad y falta de decisión de uno de sus grandes enemigos.
Obama ha sido especialmente lento en reaccionar y cuando lo hizo utilizó un lenguaje ambiguo. Nueve días después del atentado del avión señaló: “Sabemos que (el acusado del atentado) viajó a Yemen, un país que es presa de una gran pobreza e insurrecciones mortíferas”. Resulta que Yemen no es de los países más pobres del planeta, pero si es de los que se venden al mejor postor. Estas palabras de Obama son para justificar a Yemen, un país islámico, de algo que no tiene justificación: servir de base de operaciones de Al Qaeda.
Pero lo más interesante de destacar sobre este incidente es que en sus distintos pronunciamiento Obama nunca mencionó las palabras “terrorismo” o “terrorista”. Así ha sido también con otros incidentes donde están involucrados terroristas islámicos. En el leguaje de Obama los actos terroristas de grupos radicales islámicos son realizados por unos seres grises, anónimos, sin creencias, afectados por sentimientos de odio. Pero resulta que lo que distingue y motiva a esos seres es su pertenencia a una religión, el Islam. Es su interpretación de los dogmas de la religión a la cual pertenecen que los lleva a suicidarse, asesinando de paso al mayor número posible de indefensos civiles.
Obama tiene un origen islámico. Ojalá su caso no sea parecido al de los musulmanes moderados, muchos de los cuales toleran o no rechazan abiertamente a los grupos radicales que habitan en el seno de su religión, incluido Al Qaeda. Consideran que esos radicales no son otra cosas que “ovejas descarriadas”. Sin embargo, estas “ovejas” son lobos con piel de oveja. No por llamarlas “ovejas” dejarán de ser “lobos”. Ni por ser “nice” con la religión islámica dejarán de atentar contra Estados Unidos. Al contrario, la ambigüedad de Obama los motivará aún más. La interpretarán como debilidad y falta de decisión de uno de sus grandes enemigos.