Muy diciente fue el último revés electoral en una elección para reemplazar al representante demócrata Anthony Weiner. Se trata de un distrito en la ciudad de New York de amplia mayoría demócrata.
Weiner es el mismo que se vio forzado a renunciar luego de enviar mensajes con contenido sexual a desconocidas por el Internet. Este distrito, que queda en Queens, siempre había elegido a representantes demócratas. Alta presencia de población afroamericana, latina y judía. De hecho, los últimos representantes, incluido Weiner, eran de extracción judía.
Cuando las encuestas mostraron que el resultado podría ser apretado, el Partido Demócrata le invirtió toda la batería a su candidato el concejal David Weprin, también de extracción judía (millones de dólares y gran presencia de recursos humanos de apoyo). Los republicanos no hicieron lo mismo, pensando que su causa estaba perdida, tal como siempre había ocurrido en el pasado.
Para sorpresa de todos, el candidato republicano Bob Turner, un desconocido empresario de Queens, ganó la contienda 54% a 46%. Desde el primer día de su lanzamiento como candidato, Turner había dicho que esa elección era un referendo sobre la gestión de Obama. Y le sonó la flauta.
¿Qué pasó? Sencillamente un gran descontento de la población con la situación económica, a lo que habría que agregarle el de la comunidad judía por las posturas hostiles de Obama frente a Israel (por ejemplo, desplantes al primer ministro de ese país Benjamin Netanyahu y apoyo a la idea de que Israel retroceda las fronteras de 1967). Tal es el descontento entre esta comunidad, que uno de sus más prominentes miembros, el ex alcalde demócrata Ed Koch, decidió apoyar a Turner.
Después del histórico revés que el Partido Demócrata sufrió en las pasadas elecciones para Congreso, ha seguido en retroceso en otras elecciones puntuales como la de Queens. Como van las cosas, ningún demócrata tendrá asegurada la elección o reelección, por más demócrata que sea su distrito. Obama se las ha arreglado para alienar una parte muy importante de su base electoral anterior, incluidos los jóvenes menores de 30 años, los latinos, los trabajadores blancos del noreste, y el componente demócrata de la comunidad judía
Cuando las encuestas mostraron que el resultado podría ser apretado, el Partido Demócrata le invirtió toda la batería a su candidato el concejal David Weprin, también de extracción judía (millones de dólares y gran presencia de recursos humanos de apoyo). Los republicanos no hicieron lo mismo, pensando que su causa estaba perdida, tal como siempre había ocurrido en el pasado.
Para sorpresa de todos, el candidato republicano Bob Turner, un desconocido empresario de Queens, ganó la contienda 54% a 46%. Desde el primer día de su lanzamiento como candidato, Turner había dicho que esa elección era un referendo sobre la gestión de Obama. Y le sonó la flauta.
¿Qué pasó? Sencillamente un gran descontento de la población con la situación económica, a lo que habría que agregarle el de la comunidad judía por las posturas hostiles de Obama frente a Israel (por ejemplo, desplantes al primer ministro de ese país Benjamin Netanyahu y apoyo a la idea de que Israel retroceda las fronteras de 1967). Tal es el descontento entre esta comunidad, que uno de sus más prominentes miembros, el ex alcalde demócrata Ed Koch, decidió apoyar a Turner.
Después del histórico revés que el Partido Demócrata sufrió en las pasadas elecciones para Congreso, ha seguido en retroceso en otras elecciones puntuales como la de Queens. Como van las cosas, ningún demócrata tendrá asegurada la elección o reelección, por más demócrata que sea su distrito. Obama se las ha arreglado para alienar una parte muy importante de su base electoral anterior, incluidos los jóvenes menores de 30 años, los latinos, los trabajadores blancos del noreste, y el componente demócrata de la comunidad judía
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