En concordancia con los pronósticos de la mayoría de los analistas. En el segundo semestre de 2011 el euro cayó 10% frente al dólar.
La última colocación de bonos de Italia en 2011 no calmó el nerviosismo sobre el euro. Sus bonos a 10 años se demandaron a un interés de 6,98%, casi igual al 7% que se considera como nivel crítico. La demanda por estos bonos fue relativamente baja.
Para nadie es un secreto que Italia no podrá salir de su problema de deuda si la tiene que refinanciar a un costo como el que ha tenido que asumir en sus últimas colocaciones. Tampoco es un secreto que la gran mayoría de los países europeos están lejos de resolver sus problemas fiscales, así hayan iniciado un camino de recortes y ajustes. Por otro lado, el saneamiento y capitalización de los principales bancos de la eurozona, y muy especialmente de los franceses, apenas está en sus etapas iniciales.
Como si lo anterior fuera poco, las proyecciones son las de una caída en el PIB de la eurozona el próximo año, la que ya es evidente en países como Italia y España.
El esquema del euro no parece sostenible a estas alturas del paseo. Llevó a un sobre endeudamiento y a una espuria prosperidad en las economías más débiles y menos productivas. Y se ha convertido en un obstáculo importante para que estas economías empiecen a superar la crisis en la que se encuentran.
Así las cosas, muchos apuestan a que el euro caerá por debajo de 1.20 por dólar más temprano que tarde. Y eventualmente todo el esquema se resquebrajará sin que sea fácil predecir lo que lo reemplazará.
Muchos europeos todavía no se dan por enterados de la profundidad de la crisis económica que enfrentan y de la inviabilidad del modelo de la social democracia que han implementado. Consideran que no es explosiva la mezcla de altos impuestos, extendidas regulaciones estatales, mercados laborales inflexibles, y elevados beneficios sociales no vinculados a contribuciones productivas o aportes previos, con niveles estratosféricos de deuda pública y privada, envejecimiento paulatino de la población, y competencia global cada vez más intensa.
Influenciados como están por unos políticos que no tienen la valentía para rectificar a fondo, y por unos especialistas en sacar del cubilete chivos expiatorios, la mayoría de los europeos siguen en un gran estado de negación, con la mente en lo que fue y ya no es, e incrédulos sobre las verdaderas causas del tsunami económico que llegó a sus playas.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Para nadie es un secreto que Italia no podrá salir de su problema de deuda si la tiene que refinanciar a un costo como el que ha tenido que asumir en sus últimas colocaciones. Tampoco es un secreto que la gran mayoría de los países europeos están lejos de resolver sus problemas fiscales, así hayan iniciado un camino de recortes y ajustes. Por otro lado, el saneamiento y capitalización de los principales bancos de la eurozona, y muy especialmente de los franceses, apenas está en sus etapas iniciales.
Como si lo anterior fuera poco, las proyecciones son las de una caída en el PIB de la eurozona el próximo año, la que ya es evidente en países como Italia y España.
El esquema del euro no parece sostenible a estas alturas del paseo. Llevó a un sobre endeudamiento y a una espuria prosperidad en las economías más débiles y menos productivas. Y se ha convertido en un obstáculo importante para que estas economías empiecen a superar la crisis en la que se encuentran.
Así las cosas, muchos apuestan a que el euro caerá por debajo de 1.20 por dólar más temprano que tarde. Y eventualmente todo el esquema se resquebrajará sin que sea fácil predecir lo que lo reemplazará.
Muchos europeos todavía no se dan por enterados de la profundidad de la crisis económica que enfrentan y de la inviabilidad del modelo de la social democracia que han implementado. Consideran que no es explosiva la mezcla de altos impuestos, extendidas regulaciones estatales, mercados laborales inflexibles, y elevados beneficios sociales no vinculados a contribuciones productivas o aportes previos, con niveles estratosféricos de deuda pública y privada, envejecimiento paulatino de la población, y competencia global cada vez más intensa.
Influenciados como están por unos políticos que no tienen la valentía para rectificar a fondo, y por unos especialistas en sacar del cubilete chivos expiatorios, la mayoría de los europeos siguen en un gran estado de negación, con la mente en lo que fue y ya no es, e incrédulos sobre las verdaderas causas del tsunami económico que llegó a sus playas.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).