La isla enfrenta una profundización de su perenne crisis económica.
Mientras Fidel Castro, desde su lecho de enfermo, pontifica sobre el resto del mundo y critica a países que no son de su simpatía, y mientras Raúl Castro intenta introducir una mínima dosis de capitalismo, se ahonda la crisis económica en Cuba. Es cierto que la recesión mundial no ha ayudado, entre otras cosas porque los subsidios o regalos de Venezuela han disminuido por la difícil situación que atraviesa ese país. Pero, la verdad sea dicha, Cuba nunca ha salido de la crisis económica, la misma que empezó desde los albores de la Revolución, o sea hace 51 años.
¿Una crisis económica de 51 años? Ni más ni menos. Una crisis de esas caracterizadas por un racionamiento no sólo de toda clase de bienes y servicios sino también de libertades de todo tipo. Un gran sacrificio ¿y para qué?
Pues bien, hay varios indicadores que utilizan los expertos para conocer acerca de las variaciones en las intensidades de la crisis económica permanente de Cuba (la mayoría de las estadísticas oficiales no con confiables). Uno de ellos tiene que ver con el volumen de su comercio exterior. Cada vez que se contrae es cuando la escasez se torna insoportable.
Por ejemplo, China, el segundo socio comercial después de Venezuela, reportó que entre enero y agosto de 2009 sus exportaciones a la isla (US$642 millones) cayeron 12% frente a igual período del año anterior, en tanto que sus importaciones (US$368 millones) disminuyeron 48%.
De igual manera, España, su tercer socio comercial, contabilizó exportaciones de US$394 millones, una caída de 43% frente a los primeros ocho meses de 2008. A su vez, sus importaciones provenientes de Cuba fueron US$91 millones, o sea 24% menos que en el año anterior.
Canadá, su cuarto socio comercial, informó que sus exportaciones totalizaron en el período bajo consideración US$242 millones (una contracción de 52%), mientras que sus importaciones de la isla ascendieron a US$384 millones (un descenso de 56%).
El ministro de Comercio Exterior Rodrigo Malmierca reconoció que el comercio total declinó cerca de 36% en los primeros nueve meses del año. El déficit comercial de Cuba en 2008 fue de US$11.200 millones y aunque disminuirá en el año en curso, no hay divisas para pagarle a proveedores y acreedores. Aún así Malmierca señaló que “Cuba planea eventualmente pagar sus deudas y que continuará siendo un socio comercial confiable”. Dicen quienes le oyeron esta declaración al ministro que no se trataba de un chiste.
Como consecuencia de la contracción de las importaciones, se ha deteriorado otro de los indicadores que se usan para medir la intensidad de la permanente crisis económica cubana. Ese indicador no es otro que la disponibilidad de papel higiénico. Según la agencia de noticias Reuters, los inventarios de papel higiénico se agotaron y todo indica que solamente serán restituidos a comienzos de 2010. Pero no hay problema, el “nuevo hombre socialista” cubano, ya no tan nuevo, está acostumbrado a limpiarse el culo sin papel higiénico.
¿Una crisis económica de 51 años? Ni más ni menos. Una crisis de esas caracterizadas por un racionamiento no sólo de toda clase de bienes y servicios sino también de libertades de todo tipo. Un gran sacrificio ¿y para qué?
Pues bien, hay varios indicadores que utilizan los expertos para conocer acerca de las variaciones en las intensidades de la crisis económica permanente de Cuba (la mayoría de las estadísticas oficiales no con confiables). Uno de ellos tiene que ver con el volumen de su comercio exterior. Cada vez que se contrae es cuando la escasez se torna insoportable.
Por ejemplo, China, el segundo socio comercial después de Venezuela, reportó que entre enero y agosto de 2009 sus exportaciones a la isla (US$642 millones) cayeron 12% frente a igual período del año anterior, en tanto que sus importaciones (US$368 millones) disminuyeron 48%.
De igual manera, España, su tercer socio comercial, contabilizó exportaciones de US$394 millones, una caída de 43% frente a los primeros ocho meses de 2008. A su vez, sus importaciones provenientes de Cuba fueron US$91 millones, o sea 24% menos que en el año anterior.
Canadá, su cuarto socio comercial, informó que sus exportaciones totalizaron en el período bajo consideración US$242 millones (una contracción de 52%), mientras que sus importaciones de la isla ascendieron a US$384 millones (un descenso de 56%).
El ministro de Comercio Exterior Rodrigo Malmierca reconoció que el comercio total declinó cerca de 36% en los primeros nueve meses del año. El déficit comercial de Cuba en 2008 fue de US$11.200 millones y aunque disminuirá en el año en curso, no hay divisas para pagarle a proveedores y acreedores. Aún así Malmierca señaló que “Cuba planea eventualmente pagar sus deudas y que continuará siendo un socio comercial confiable”. Dicen quienes le oyeron esta declaración al ministro que no se trataba de un chiste.
Como consecuencia de la contracción de las importaciones, se ha deteriorado otro de los indicadores que se usan para medir la intensidad de la permanente crisis económica cubana. Ese indicador no es otro que la disponibilidad de papel higiénico. Según la agencia de noticias Reuters, los inventarios de papel higiénico se agotaron y todo indica que solamente serán restituidos a comienzos de 2010. Pero no hay problema, el “nuevo hombre socialista” cubano, ya no tan nuevo, está acostumbrado a limpiarse el culo sin papel higiénico.